2. El Señor entregó en sus manos a Joaquím, rey de Judá, y una parte de los objetos de la Casa de Dios. Nabucodonosor los llevó al país de Senaar, y depositó los objetos en el tesoro de su dios.





“É necessário manter o coração aberto para o Céu e aguardar, de lá, o celeste orvalho.” São Padre Pio de Pietrelcina