Fondare 471 Risultati per: tercera parte

  • y comunicarle parte de tu dignidad, con el fin de que le obedezca toda la comunidad de los israelitas. (Números 27, 20)

  • Reservarás para Yahveh, de la parte de los combatientes que fueron a la guerra, uno por cada quinientos, sean hombres, bueyes, asnos u ovejas. (Números 31, 28)

  • siendo la parte de Yahveh de ganado lanar, 675 cabezas; (Números 31, 37)

  • 36.000 de vacuno, siendo la parte de Yahveh 72, (Números 31, 38)

  • 30.500 de asnal, siendo la parte de Yahveh 61. (Números 31, 39)

  • El total del oro de la reserva que reservaron para Yahveh, de parte de los jefes de millar y de cien, fue 16.750 siclos. (Números 31, 52)

  • Si resulta que se casan con alguno de otra tribu israelita, será arrancada su parte de la herencia de nuestras familias. Aumentará entonces la herencia de la tribu a la que vayan a pertenecer, y se reducirá la herencia que nos tocó en suerte. (Números 36, 3)

  • No te postrarás ante ellas ni les darás culto. Porque yo, Yahveh tu Dios, soy un Dios celoso, que castigo la iniquidad de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me odian, (Deuteronomio 5, 9)

  • Por eso Leví no ha tenido parte ni heredad con sus hermanos: Yahveh es su heredad, como Yahveh tu Dios le dijo. (Deuteronomio 10, 9)

  • y os rogocijaréis en presencia de Yahveh, vosotros, vuestros hijos y vuestras hijas, vuestros siervos y vuestras siervas, así como el levita que vive en vuestras ciudades, ya que no tiene parte ni heredad con vosotros. (Deuteronomio 12, 12)

  • Y no abandonarás al levita que vive en tus ciudades, ya que él no tiene parte ni heredad contigo. (Deuteronomio 14, 27)

  • Vendrán así el levita - ya que él no tiene parte ni heredad contigo - el forastero, el huérfano y la viuda que viven en tus ciudades, y comerán hasta hartarse. Y Yahveh tu Dios te bendecirá en todas las obras que emprendas. (Deuteronomio 14, 29)


“Que Maria sempre enfeite sua alma com as flores e o perfume de novas virtudes e coloque a mão materna sobre sua cabeça. Fique sempre e cada vez mais perto de nossa Mãe celeste, pois ela é o mar que deve ser atravessado para se atingir as praias do esplendor eterno no reino do amanhecer.” São Padre Pio de Pietrelcina