Fondare 893 Risultati per: mano
De pronto aparecieron los dedos de una mano humana que se pusieron a escribir, detrás del candelabro, en la cal de la pared del palacio real, y el rey vio la palma de la mano que escribía. (Daniel 5, 5)
Por eso ha enviado él esa mano que trazó este escrito. (Daniel 5, 24)
Vi cómo alcanzaba al carnero, enfurecido contra él; embistió al carnero, y le rompió los dos cuernos, sin que el carnero tuviera fuerzas para resistirle; lo echó por tierra y lo pisoteó; no había nadie que librara al carnero de su mano. (Daniel 8, 7)
Y, por su habilidad, triunfará el engaño entre sus manos. Se exaltará en su corazón, y por sorpresa destruirá a muchos. Se alzará contra el Príncipe de los Príncipes, pero - sin que mano alguna intervenga - será quebrantado. (Daniel 8, 25)
Y ahora, Señor Dios nuestro, que con mano fuerte sacaste a tu pueblo del país de Egipto y te granjeaste con ello un nombre que dura hasta el presente, nosotros hemos pecado, hemos sido malos. (Daniel 9, 15)
En esto una mano me tocó, haciendo castañear mis rodillas y las palmas de mis manos. (Daniel 10, 10)
«Extenderá su mano sobre los países: ni el país de Egipto escapará. (Daniel 11, 42)
Y oí al hombre vestido de lino, que estaba sobre las aguas del río, jurar, levantando al cielo la mano derecha y la izquierda, por Aquel que vive eternamente: «Un tiempo, tiempos y medio tiempo, y todas estas cosas se cumplirán cuando termine el quebrantamiento de la fuerza del Pueblo santo.» (Daniel 12, 7)
En verdad, dijo Daniel, tú también has mentido contra tu propia cabeza: ya está el ángel del Señor esperando, espada en mano, para partirte por el medio, a fin de acabar con vosotros.» (Daniel 13, 59)
El rey le dijo: «¿Por qué no adoras a Bel?» El respondió: «Porque yo no venero a ídolos hechos por mano humana, sino solamente al Dios vivo que hizo el cielo y la tierra y que tiene poder sobre toda carne.» (Daniel 14, 5)
Y ahora descubriré su vergüenza a los ojos de sus amantes, y nadie la librará de mi mano. (Oseas 2, 12)
En el día de nuestro rey los príncipes enferman por el ardor del vino, ¡y aquél tiende la mano a chocarreros! (Oseas 7, 5)