Fondare 176 Risultati per: hubo
Cuando todo Israel supo que Jeroboam había vuelto, enviaron a llamarle a la asamblea y le hicieron rey sobre todo Israel; no hubo quien siguiera a la casa de David, aparte sólo la tribu de Judá. (I Reyes 12, 20)
Después que le hubo sepultado, dijo a sus hijos: «Cuando yo muera, me sepultaréis en el sepulcro en que ha sido sepultado el hombre de Dios; junto a sus huesos depositaréis mis huesos, (I Reyes 13, 31)
Hasta consagrados a la prositución hubo en la tierra. Hicieron todas las abominaciones de las gentes que Yahveh había arrojado de delante de los israelitas. (I Reyes 14, 24)
Hubo guerra continua entre Roboam y Jeroboam. (I Reyes 14, 30)
El resto de los hechos de Abiyyam, todo cuanto hizo, ¿no está escrito en el libro de los Anales de los reyes de Judá? Hubo guerra entre Abiyyam y Jeroboam. (I Reyes 15, 7)
Hubo guerra entre Asá y Basá, rey de Israel, toda su vida. (I Reyes 15, 16)
Tomaron el novillo que les dieron, lo prepararon e invocaron el nombre de Baal desde la mañana hasta el mediodía, diciendo: «¡Baal, respóndenos!» Pero no hubo voz ni respuesta. Danzaban cojeando junto al altar que habían hecho. (I Reyes 18, 26)
Cuando pasó el mediodía, se pusieron en trance hasta la hora de hacer la ofrenda, pero no hubo voz, ni quien escuchara ni quien respondiera. (I Reyes 18, 29)
Le dijo: «Sal y ponte en el monte ante Yahveh.» Y he aquí que Yahveh pasaba. Hubo un huracán tan violento que hendía las montañas y quebrantaba las rocas ante Yahveh; pero no estaba Yahveh en el huracán. Después del huracán, un temblor de tierra; pero no estaba Yahveh en el temblor. (I Reyes 19, 11)
No hubo quien se prestara como Ajab para hacer el mal a los ojos de Yahveh, porque su mujer Jezabel le había seducido. (I Reyes 21, 25)
Tomó entonces a su primogénito, el que había de reinar en su lugar, y lo alzó en holocausto sobre la muralla, y hubo gran cólera contra los israelitas, que se alejaron de allí volviendo al país. (II Reyes 3, 27)
Hubo gran hambre en Samaría; y tanto la apretaron que una cabeza de asno valía ochenta siclos de plata, y un par de cebollas silvestres cinco siclos de plata. (II Reyes 6, 25)