Fondare 47 Risultati per: aliento

  • ¡Oh, pronto, respóndeme, Yahveh, el aliento me falta; no escondas lejos de mí tu rostro, pues sería yo como los que bajan a la fosa! (Salmos 143, 7)

  • Con aliento todavía y enardecido su ánimo, se levantó derramando sangre a torrentes; a pesar de las graves heridas, atravesó corriendo por entre las tropas, y se puso sobre una roca escarpada. (II Macabeos 14, 45)

  • Porque el hombre y la bestia tienen la misma suerte: muere el uno como la otra; y ambos tienen el mismo aliento de vida. En nada aventaja el hombre a la bestia, pues todo es vanidad. (Eclesiastés 3, 19)

  • ¿Quién sabe si el aliento de vida de los humanos asciende hacia arriba y si el aliento de vida de la bestia desciende hacia abajo, a la tierra? (Eclesiastés 3, 21)

  • Me dije: Subiré a la palmera, recogeré sus frutos. ¡Sean tus pechos como racimos de uvas, el perfume de tu aliento como el de las manzanas, (Cantar 7, 9)

  • Por azar llegamos a la existencia y luego seremos como si nunca hubiéramos sido. Porque humo es el aliento de nuestra nariz y el pensamiento, una chispa del latido de nuestro corazón; (Sabiduría 2, 2)

  • Decidí, pues, tomarla por compañera de mi vida, sabiendo que me sería una consejera para el bien y un aliento en las preocupaciones y penas: (Sabiduría 8, 9)

  • o bien fieras desconocidas, entonces creadas, llenas de furor, respirando aliento de fuego, lanzando humo hediondo o despidiendo de sus ojos terribles centellas, (Sabiduría 11, 18)

  • cuya contemplación despierta la pasión en los insensatos que codician la figura sin aliento de una imagen muerta. (Sabiduría 15, 5)

  • Mientras vivas y haya aliento en ti, no te enajenes a ti mismo a nadie. (Eclesiástico 33, 21)

  • Desentendeos del hombre, en cuya nariz sólo hay aliento, porque ¿qué vale él? (Isaías 2, 22)

  • Porque fuiste fortaleza para el débil, fortaleza para el pobre en su aprieto, parapeto contra el temporal, sombra contra el calor. Porque el aliento de los déspotas es como lluvia de invierno. (Isaías 25, 4)


“Diga ao Senhor: Faça em mim segundo a Tua vontade, mas antes de mandar-me o sofrimento, dê-me forças para que eu possa sofrer com amor.”. São Padre Pio de Pietrelcina