Fondare 162 Risultati per: alguno
Judas les envió un mensaje en son de paz diciéndoles: «Pasaremos por vuestro país para llegar al nuestro; nadie os hará mal alguno; no limitaremos a pasar a pie.» Pero no quisieron abrirle. (I Macabeos 5, 48)
Nos ha parecido bien, en consecuencia, escribir a los reyes y países que no intenten causarles mal alguno, ni les ataquen a ellos ni a sus ciudades ni a su país, y que no presten su apoyo a los que los ataquen. (I Macabeos 15, 19)
Por eso, Menelao, a solas con Andrónico, le incitaba a matar a Onías. Andrónico se llegó donde Onías, y, confiando en la astucia, estrechándole la mano y dándole la diestra con juramento, perusadió a Onías, aunque a éste no le faltaban sospechas, a salir de su refugio, e inmediatamente le dio muerte, sin respeto alguno a la justicia. (II Macabeos 4, 34)
para que los judíos se sirvan de sus propios alimentos y leyes como antes, y ninguno de ellos sea molestado en modo alguno a causa de faltas cometidas por ignorancia. (II Macabeos 11, 31)
Si te dicen: «¡Vente con nosotros, estemos al acecho para derramar sangre, apostémonos contra el inocente sin motivo alguno, (Proverbios 1, 11)
Porque ésos no duermen si no obran el mal, se les quita el sueño si no han hecho caer a alguno. (Proverbios 4, 16)
«Si alguno es simple, véngase acá.» Y al falto de juicio le dice: (Proverbios 9, 4)
«Si alguno es simple, véngase acá» y al falto de juicio le dice: (Proverbios 9, 16)
Si alguno que tiene cien hijos y vive muchos años, y por muchos que sean sus años, no se sacia su alma de felicidad y ni siquiera halla sepultura, entonces yo digo: Más feliz es un aborto, (Eclesiastés 6, 3)
En cambio, las almas de los justos están en las manos de Dios y no les alcanzará tormento alguno. (Sabiduría 3, 1)
como pájaro que volando atraviesa el aire, y de su vuelo no se encuentra vestigio alguno; con el golpe de sus remos azota el aire ligero, lo corta con agudo silbido, se abre camino batiendo las alas y después, no se descubre señal de su paso; (Sabiduría 5, 11)
Lo mismo nosotros: apenas nacidos, dejamos de existir, y no podemos mostrar vestigio alguno de virtud; nos gastamos en nuestra maldad.» (Sabiduría 5, 13)