Fondare 369 Risultati per: �Habéis

  • No tentaréis a Yahveh vuestro Dios, como le habéis tentado en Massá. (Deuteronomio 6, 16)

  • Acuérdate. No olvides que irritaste a Yahveh tu Dios en el desierto. Desde el día en que saliste del país de Egipto hasta vuestra llegada a este lugar, habéis sido rebeldes a Yahveh. (Deuteronomio 9, 7)

  • Habéis sido rebeldes a Yahveh vuestro Dios desde el día en que os conoció. (Deuteronomio 9, 24)

  • Porque la tierra a la que vas a entrar para tomarla en posesión no es como el país de Egipto del que habéis salido, donde después de sembrar había que regar con el pie, como se riega un huerto de hortalizas. (Deuteronomio 11, 10)

  • Nadie podrá resistiros; Yahveh vuestro Dios hará que se os tema y se os respete sobre la haz de toda la tierra que habéis de pisar, como él os ha dicho. (Deuteronomio 11, 25)

  • porque todavía no habéis llegado al lugar de descanso y a la heredad que Yahveh tu Dios te da. (Deuteronomio 12, 9)

  • No habéis tenido pan que comer, ni vino o licor fermentado que beber, para que supierais que yo, Yahveh, soy vuestro Dios. (Deuteronomio 29, 5)

  • Pues vosotros sabéis cómo vivíamos en Egipto, y cómo hemos pasado por las naciones por las que habéis pasado. (Deuteronomio 29, 15)

  • Habéis visto sus monstruos abominables y los ídolos de madera y de piedra, de plata y de oro que hay entre ellos. (Deuteronomio 29, 16)

  • y les dijo: «Ya sé que Yahveh os ha dado la tierra, que nos habéis aterrorizado y que todos los habitantes de esta región han temblado ante vosotros: (Josué 2, 9)

  • porque nos hemos enterado de cómo Yahveh secó las aguas del mar de Suf delante de vosotros a vuestra salida de Egipto, y lo que habéis hecho con los dos reyes amorreos del otro lado del Jordán, Sijón y Og, a quienes consagrasteis al anatema. (Josué 2, 10)

  • para que sepáis qué camino habéis de seguir, pues no habéis pasado nunca hasta ahora por este camino. Pero que haya entre vosotros y el arca una distancia de unos 2.000 codos: no os acerquéis.» (Josué 3, 4)


“Caminhe com alegria e com o coração o mais sincero e aberto que puder. E quando não conseguir manter esta santa alegria, ao menos não perca nunca o valor e a confiança em Deus.” São Padre Pio de Pietrelcina