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Y se elevará en todo el país de Egipto un alarido tan grande como nunca lo hubo, ni lo habrá. (Exodo 11, 6)
Entonces vendrán a mí todos estos siervos tuyos y se postrarán delante de mí, diciendo: Sal, tú y todo el pueblo que te sigue. Y entonces, saldré.» Y, ardiendo en cólera, salió de la presencia de Faraón. (Exodo 11, 8)
«Durante siete días comeréis ázimos; ya desde el primer día quitaréis de vuestras casas la levadura. Todo el que desde el día primero hasta el día séptimo coma pan fermentado, ese tal será exterminado de en medio de Israel. (Exodo 12, 15)
No habrá levadura en vuestras casas por espacio de siete días; todo aquel que coma algo fermentado, sea forastero o natural del país, será exterminado de la comunidad de Israel. (Exodo 12, 19)
No comeréis nada fermentado; en todo lugar donde habitéis, comeréis ázimos.» (Exodo 12, 20)
Y sucedió que, a media noche, Yahveh hirió en el país de Egipto a todos los primogénitos, desde el primogénito de Faraón, que se sienta sobre su trono, hasta el primogénito del preso en la cárcel, y a todo primer nacido del ganado. (Exodo 12, 29)
Todo siervo, comprado por dinero, a quien hayas circuncidado, podrá comerla. (Exodo 12, 44)
«Conságrame todo primogénito, todo lo que abre el seno materno entre los israelitas. Ya sean hombres o animales, míos son todos.» (Exodo 13, 2)
Se comerán ázimos durante siete días, y no se verá pan fermentado en tu casa, ni levadura en tu casa, en todo tu territorio. (Exodo 13, 7)
consagrarás a Yahveh todo lo que abre el seno materno. Todo primer nacido de tus ganados, si son machos, pertenecen también a Yahveh. (Exodo 13, 12)
Todo primer nacido del asno lo rescatarás con un cordero; y si no lo rescatas lo desnucarás. Rescatarás también todo primogénito de entre tus hijos. (Exodo 13, 13)
Como Faraón se obstinó en no dejarnos salir, Yahveh mató a todos los primogénitos en el país de Egipto, desde el primogénito del hombre hasta el primogénito del ganado. Por eso sacrifico a Yahveh todo macho que abre el seno materno, y rescato todo primogénito de mis hijos. (Exodo 13, 15)
