Fondare 60 Risultati per: vivió

  • Los nombres de los hijos de Leví, con sus descendientes, fueron estos: Gersón, Quehat y Merarí. Leví vivió ciento treinta y siete años. (Exodo 6, 16)

  • Los hijos de Quehat fueron Amrám, Isar, Hebrón y Uziel. Quehat vivió ciento treinta y tres años. (Exodo 6, 18)

  • Amrám se casó con Ioquébed, su tía, y de ella le nacieron Aarón y Moisés. Amrám vivió ciento treinta y siete años. (Exodo 6, 20)

  • Israel sirvió al Señor mientras vivió Josué, y durante toda la vida de los ancianos que le sobrevivieron y que habían experimentado las obras del Señor en favor de Israel. (Josué 24, 31)

  • El pueblo sirvió al Señor mientras vivió Josué, y durante toda la vida de los ancianos que le sobrevivieron y que habían visto las hazañas del Señor en favor de Israel. (Jueces 2, 7)

  • Madián quedó humillado delante de los israelitas, y no volvió a levantar cabeza. El país estuvo tranquilo durante cuarenta años, mientras vivió Gedeón. (Jueces 8, 28)

  • Así fueron abatidos los filisteos, y ya no volvieron a incursionar en territorio de Israel. Mientras vivió Samuel, la mano del Señor se hizo sentir sobre los filisteos. (I Samuel 7, 13)

  • Josafat vivió en paz con el rey de Israel. (I Reyes 22, 45)

  • Amasías, hijo de Joás, rey de Judá, vivió quince años después de la muerte de Joás, hijo de Joacaz, rey de Israel. (II Reyes 14, 17)

  • Joás hizo lo que es recto a los ojos del Señor mientras vivió el sacerdote Iehoiadá. (II Crónicas 24, 2)

  • Y una vez terminada la obra, trajeron el resto del dinero al rey y a Iehoiadá, a fin de que se fabricaran utensilios para la Casa del Señor: recipientes para el uso litúrgico y para los holocaustos, vasos y objetos de oro y plata. Mientras vivió Iehoiadá se ofrecieron continuamente holocaustos en la Casa del Señor. (II Crónicas 24, 14)

  • Amasías, hijo de Joás, rey de Judá, vivió quince años después de la muerte de Joás, hijo de Joacaz, rey de Israel. (II Crónicas 25, 25)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina