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Después que nació Quenán, Enós vivió ochocientos quince años y tuvo hijos e hijas. (Génesis 5, 10)
Después que nació Mahalalel, Quenán vivió ochocientos cuarenta años y tuvo hijos e hijas. (Génesis 5, 13)
Después que nació Iéred, Mahalalel vivió ochocientos treinta años y tuvo hijos e hijas. (Génesis 5, 16)
Después que nació Henoc, Iéred vivió ochocientos años y tuvo hijos e hijas. (Génesis 5, 19)
Henoc tenía sesenta y cinco años cuando fue padre de Matusalén. (Génesis 5, 21)
Henoc siguió los caminos de Dios. Después que nació Matusalén, Henoc vivió trescientos años y tuvo hijos e hijas. (Génesis 5, 22)
Matusalén tenía ciento ochenta y siete años cuando fue padre de Lamec. (Génesis 5, 25)
Después que nació Lamec, Matusalén vivió setecientos ochenta y dos años y tuvo hijos e hijas. (Génesis 5, 26)
Matusalén vivió en total novecientos sesenta y nueve años, y al cabo de ellos murió. (Génesis 5, 27)
Después que nació Noé, Lamec vivió quinientos noventa y cinco años y tuvo hijos e hijas. (Génesis 5, 30)
Entonces el Señor dijo: "Mi espíritu no va a permanecer activo para siempre en el hombre, porque este no es más que carne; por eso no vivirá más de ciento veinte años". (Génesis 6, 3)
En aquellos días -y aún después- cuando los hijos de Dios se unieron con las hijas de los hombres y ellas tuvieron hijos, había en la tierra gigantes: estos fueron los héroes famosos de la antigüedad. (Génesis 6, 4)
