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Es doctrina cierta y digna de fe que Jesucristo vino al mundo para salvar a los pecadores, y yo soy el peor de ellos. (I Timoteo 1, 15)
No te avergüences del testimonio de nuestro Señor, ni tampoco de mí, que soy su prisionero. Al contrario, comparte conmigo los sufrimientos que es necesario padecer por el Evangelio, animado con la fortaleza de Dios. (II Timoteo 1, 8)
de acuerdo con lo que está escrito: Sean santos, porque yo soy santo. (I Pedro 1, 16)
Yo soy el Alfa y la Omega, dice el Señor Dios, el que es, el que era y el que viene, el Todopoderoso. (Apocalipsis 1, 8)
Al ver esto, caí a sus pies, como muerto, pero él, tocándome con su mano derecha, me dijo: «No temas: yo soy el Primero y el Último, el Viviente. (Apocalipsis 1, 17)
Tú andas diciendo: Soy rico, estoy lleno de bienes y no me falta nada. Y no sabes que eres desdichado, digno de compasión, pobre, ciego y desnudo. (Apocalipsis 3, 17)
Provóquenle tormentos y dolor en la medida de su fastuosidad y de su lujo. Porque ella se jacta, diciendo: Estoy sentada como una reina, no soy viuda y jamás conoceré el duelo. (Apocalipsis 18, 7)
Entonces yo caí a sus pies para adorarlo, pero él me advirtió: «¡Cuidado! No lo hagas, porque yo soy tu compañero de servicio y el de tus hermanos que poseen el testimonio de Jesús. El testimonio de Jesús es el espíritu profético. ¡Es a Dios a quien debes adorar!». (Apocalipsis 19, 10)
¡Ya está! Yo soy el Alfa y la Omega, el Principio y el Fin. Al que tiene sed, yo le daré de beber gratuitamente de la fuente del agua de la vida. (Apocalipsis 21, 6)
Soy yo, Juan, el que ha visto y escuchado todo esto. Y cuando terminé de oír y de ver, me postré a los pies del Ángel que me había mostrado todo eso, para adorarlo. (Apocalipsis 22, 8)
Pero él me dijo: «¡Cuidado! No lo hagas, porque yo soy tu compañero de servicio, el de tus hermanos los profetas, y el de todos aquellos que conservan fielmente las palabras de este Libro. ¡Es a Dios a quien debes adorar!». (Apocalipsis 22, 9)
Yo soy el Alfa y la Omega, el Primero y el Último, el Principio y el Fin. (Apocalipsis 22, 13)
