Fondare 906 Risultati per: ojo

  • y pronunciarán estas palabras: "Nuestras manos no han derramado esa sangre y nuestros ojos no han visto nada. (Deuteronomio 21, 7)

  • De esta manera harás desaparecer de entre ustedes la sangre inocente, haciendo lo que es recto a los ojos del Señor. (Deuteronomio 21, 9)

  • La mujer no se pondrá ropa de hombre, ni el hombre un vestido de mujer: el que lo hace resulta abominable a los ojos del Señor, tu Dios. (Deuteronomio 22, 5)

  • su primer marido no podrá volver a tomarla por esposa, puesto que ella ha sido mancillada. Esto sería abominable a los ojos del Señor, y tú no puedes manchar con un pecado la tierra que el Señor, tu Dios, te da en herencia. (Deuteronomio 24, 4)

  • Se la entregarás al ponerse el sol, para que pueda acostarse con su ropa. Así él te bendecirá, y tú habrás realizado una obra de justicia a los ojos del Señor, tu Dios. (Deuteronomio 24, 13)

  • Podrá infligirle hasta cuarenta golpes, pero no más, no sea que castigándolo más de la cuenta, el castigo resulte excesivo y tu hermano quede envilecido a tus ojos. (Deuteronomio 25, 3)

  • Tu buey será degollado delante de tus ojos y no lo podrás comer. Tu asno será arrebatado de tu misma presencia y no te lo devolverán. Tus ovejas serán entregadas a tus enemigos y nadie saldrá en tu defensa. (Deuteronomio 28, 31)

  • hasta volverte loco a causa de lo que verán tus ojos. (Deuteronomio 28, 34)

  • No tendrás paz en medio de aquellas naciones y tu pie no encontrará descanso. El Señor llenará de angustia tu corazón, nublará tus ojos y abatirá tu ánimo. (Deuteronomio 28, 65)

  • Por la mañana dirás: "¡Ojalá fuera de tarde!", y por la tarde: "¡Ojalá fuera de mañana!", a causa del temor que sentirás y de lo que verán tus ojos. (Deuteronomio 28, 67)

  • Moisés convocó a todo Israel, y le dijo: Ustedes han visto con sus propios ojos lo que el Señor hizo en Egipto al Faraón, a sus servidores y a todo su país: (Deuteronomio 29, 1)

  • Pero hasta el día de hoy, el Señor no les había dado inteligencia para entender, ni ojos para ver, ni oídos para oír. (Deuteronomio 29, 3)


“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina