Fondare 291 Risultati per: doce tribus

  • Allí Josué echó las suertes entre los israelitas, delante del Señor, y repartió el territorio a cada una de las tribus de Israel. (Josué 18, 10)

  • Quefar Ha Amoní, Ofní, Gueba: en total, doce ciudades con sus poblados. (Josué 18, 24)

  • Su territorio incluía, además, Catat, Nahalal, Simeón, Idalá y Belén: en total, doce ciudades con sus poblados. (Josué 19, 15)

  • Estas son las posesiones que el sacerdote Eleazar, Josué hijo de Nun y los jefes de familia de las tribus israelitas distribuyeron mediante un sorteo en Silo, en la presencia del Señor, a la entrada de la Carpa del Encuentro. Así se puso término a la repartición del país. (Josué 19, 51)

  • Los jefes de familia de los levitas se acercaron al sacerdote Eleazar, a Josué, hijo de Nun, y a los jefes de familia de las tribus israelitas, (Josué 21, 1)

  • Se hizo el sorteo para los clanes de los quehatitas; y a los levitas descendientes de Aarón, el sacerdote, les tocaron en suerte trece ciudades de las tribus de Judá, de Simeón y de Benjamín; (Josué 21, 4)

  • a los clanes de los otros quehatitas les tocaron en suerte diez ciudades de las tribus de Efraím, de Dan y de la mitad de Manasés. (Josué 21, 5)

  • A los clanes de los gersonitas les tocaron en suerte trece ciudades de las tribus de Isacar, de Aser, de Neftalí y de la mitad de Manasés, en Basán. (Josué 21, 6)

  • Y a los clanes de los meraritas les tocaron en suerte doce ciudades de las tribus de Rubén, de Gad y de Zabulón. (Josué 21, 7)

  • Ain, Iutá y Bet Semes, cada una con su respectivo campo de pastoreo: nueve ciudades de aquellas dos tribus. (Josué 21, 16)

  • En total, eran doce las ciudades asignadas mediante un sorteo al resto de los clanes levíticos, o sea, a los meraritas. (Josué 21, 40)

  • Josué reunió en Siquém a todas las tribus de Israel, y convocó a los ancianos de Israel, a sus jefes, a sus jueces y a sus escribas, y ellos se presentaron delante del Señor. (Josué 24, 1)


“Não há nada mais inaceitável do que uma mulher caprichosa, frívola e arrogante, especialmente se é casada. Uma esposa cristã deve ser uma mulher de profunda piedade em relação a Deus, um anjo de paz na família, digna e agradável em relação ao próximo.” São Padre Pio de Pietrelcina