Fondare 926 Risultati per: descendencia de Judá

  • Los clanes de los descendientes de Judá fueron: de Selá, el clan de los selaítas; de Péres, el clan de los peresitas; de Séraj, el clan de los serajitas. (Números 26, 20)

  • Estos eran los descendientes de Judá, según el censo: 76.500 hombres. (Números 26, 22)

  • Los nombres de esas personas son los siguientes: Por la tribu de Judá, Caleb, hijo de Iefuné; (Números 34, 19)

  • Por amor a tus padres, y porque eligió a la descendencia que nacería de ellos, el Señor te hizo salir de Egipto con su presencia y su gran poder; (Deuteronomio 4, 37)

  • Sin embargo, sólo con tus padres se unió con lazos de amor, y después de ellos los eligió a ustedes, que son su descendencia, prefiriéndolos a todos los demás pueblos. (Deuteronomio 10, 15)

  • y podrán vivir largo tiempo en la tierra que el Señor juró dar a sus padres y a su descendencia, tierra que mana leche y miel. (Deuteronomio 11, 9)

  • Después de cruzar el Jordán, las tribus de Simeón, Leví y Judá, Isacar, José y Benjamín, estarán en el monte Garizím, para proclamar la bendición al pueblo; (Deuteronomio 27, 12)

  • él te castigará, a ti y a tu descendencia, con calamidades extraordinarias. Serán calamidades grandes y persistentes, enfermedades malignas e incurables. (Deuteronomio 28, 59)

  • De Judá dijo lo siguiente: "Escucha, Señor, la voz de Judá, y reintégralo a su pueblo; él se defenderá con su mano y tú serás una ayuda contra sus adversarios". (Deuteronomio 33, 7)

  • todo Neftalí, el territorio de Efraím y Manasés, todo el territorio de Judá hasta el mar Occidental, (Deuteronomio 34, 2)

  • Pero los israelitas cometieron una infidelidad con las cosas que debían ser consagradas al exterminio. En efecto, Acán -hijo de Carmí, hijo de Zabdí, hijo de Zéraj, de la tribu de Judá- se reservó algunas de esas cosas, y la ira del Señor se encendió contra los israelitas. (Josué 7, 1)

  • A la mañana siguiente, bien temprano, Josué hizo que Israel se fuera acercando tribu por tribu, y la suerte cayó sobre Judá. (Josué 7, 16)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina