Fondare 685 Risultati per: adoración en espíritu y en verdad

  • El que pueda entender, que entienda lo que el Espíritu dice a las Iglesias: al vencedor, le daré de comer el maná escondido, y también le daré una piedra blanca, en la que está escrito un nombre nuevo que nadie conoce fuera de aquel que lo recibe». (Apocalipsis 2, 17)

  • El que pueda entender, que entienda lo que el Espíritu dice a las Iglesias». (Apocalipsis 2, 29)

  • El que pueda entender, que entienda lo que el Espíritu dice a las Iglesias». (Apocalipsis 3, 6)

  • Escribe al Ángel de la Iglesia de Filadelfia: «El Santo, el que dice la Verdad, el que posee la llave de David, el que abre y nadie puede cerrar, el que cierra y nadie puede abrir, afirma: (Apocalipsis 3, 7)

  • El que pueda entender, que entienda lo que el Espíritu dice a las Iglesias». (Apocalipsis 3, 13)

  • El que pueda entender, que entienda lo que el Espíritu dice a las Iglesias». (Apocalipsis 3, 22)

  • En ese mismo momento, fui arrebatado por el Espíritu y vi en el cielo un trono, en el cual alguien estaba sentado. (Apocalipsis 4, 2)

  • Los cuatro Seres Vivientes decían: «¡Amén!», y los Ancianos se postraron en actitud de adoración. (Apocalipsis 5, 14)

  • Luego escuché una voz que me ordenaba desde el cielo: «Escribe: ¡Felices los que mueren en el Señor! Sí -dice el Espíritu- de ahora en adelante, ellos pueden descansar de sus fatigas, porque sus obras los acompañan». (Apocalipsis 14, 13)

  • Entonces me llevó en espíritu al desierto, y allí vi a una mujer sentada sobre una Bestia escarlata. La Bestia estaba cubierta de leyendas blasfemas y tenía siete cabezas y diez cuernos. (Apocalipsis 17, 3)

  • Entonces yo caí a sus pies para adorarlo, pero él me advirtió: «¡Cuidado! No lo hagas, porque yo soy tu compañero de servicio y el de tus hermanos que poseen el testimonio de Jesús. El testimonio de Jesús es el espíritu profético. ¡Es a Dios a quien debes adorar!». (Apocalipsis 19, 10)

  • Me llevó en espíritu a una montaña de enorme altura, y me mostró la Ciudad santa, Jerusalén, que descendía del cielo y venía de Dios. (Apocalipsis 21, 10)


“Rezai e continuai a rezar para não ficardes entorpecidos”. São Padre Pio de Pietrelcina