Fondare 270 Risultati per: Vino
En aquellos días, vi gente en Judá que pisaba los lagares durante el sábado. Otros acarreaban gavillas y también cargaban sobre los asnos vino, uvas, higos y toda clase de cargas, para traerlos a Jerusalén en día sábado. Y yo los reprendí, mientras vendían sus mercaderías. (Nehemías 13, 15)
Entregaba todo eso a los sacerdotes, hijos de Aarón, para los sacrificios del altar. A los levitas que cumplían sus funciones en Jerusalén, les entregaba el diezmo del vino y del trigo, del olivo, de las granadas y de los otros frutos. Cambiaba por dinero el segundo diezmo e iba a gastarlo cada año en Jerusalén. (Tobías 1, 7)
En seguida, entregó a su servidora un odre de vino y una vasija de aceite; llenó una bolsa con granos tostados de cebada, una torta de higos secos y panes puros; lo envolvió todo cuidadosamente y lo entregó a su servidora. (Judit 10, 5)
Incluso, están resueltos a consumir las primicias del trigo y los diezmos del vino y del aceite, que ya han sido consagrados y reservados para los sacerdotes que ejercen sus funciones delante de nuestro Dios en Jerusalén: esas cosas que a ninguno del pueblo le es lícito ni siquiera tocar con sus manos. (Judit 11, 13)
Luego Holofernes la hizo pasar al lugar donde tenía preparada su vajilla de plata, y ordenó que le sirvieran de sus propios manjares y le dieran a beber de su vino. (Judit 12, 1)
mientras Holofernes, encantado con ella, bebió tanto vino como nunca lo había hecho en un solo día desde su nacimiento. (Judit 12, 20)
Se daba de beber en copas de oro, todas de formas diversas, y el vino del reino corría a raudales, gracias a la prodigalidad del rey. (Ester 1, 7)
El séptimo día, cuando el rey estaba alegre por el vino, ordenó a Mehumán, Bizetá, Jarboná, Bigtá, Abagtá, Zetar y Carcás -los siete eunucos que estaban al servicio del rey Asuero- (Ester 1, 10)
Tu servidora no ha comido en la mesa de Amán, no he sentido estima por los banquetes del rey ni he bebido el vino de las libaciones. (Ester 14, 17)
Mi pecho es como un vino que no tiene salida y hace estallar los odres nuevos. (Job 32, 19)
Pero tú has puesto en mi corazón más alegría que cuando abundan el trigo y el vino. (Salmos 4, 8)
Cuando el edomita Doeg vino a avisar a Saúl, diciéndole: "David ha entrado en casa de Ajimélec". (Salmos 52, 2)