Fondare 458 Risultati per: Josué y los ancianos

  • Los dos ancianos, que la veían todos los días entrar para dar un paseo, comenzaron a desearla. (Daniel 13, 8)

  • Allí no había nadie, fuera de los dos ancianos, escondidos y al acecho. (Daniel 13, 16)

  • Las servidoras obedecieron, cerraron la puerta del jardín y salieron por la puerta lateral para ir a buscar lo que Susana les había ordenado, sin saber que los ancianos estaban escondidos. (Daniel 13, 18)

  • Susana gritó con todas sus fuerzas; los dos ancianos también se pusieron a gritar contra ella, (Daniel 13, 24)

  • y cuando los ancianos contaron su historia, los servidores quedaron desconcertados, porque jamás se había dicho nada semejante de Susana. (Daniel 13, 27)

  • Al día siguiente, cuando el pueblo se reunió en casa de Joaquín, su marido, también llegaron los ancianos con la intención criminal de hacer morir a Susana. (Daniel 13, 28)

  • Los dos ancianos se levantaron en medio de la asamblea y le pusieron las manos sobre la cabeza. (Daniel 13, 34)

  • Los ancianos dijeron: "Mientras nos paseábamos solos por el jardín, esta mujer entró allí con dos servidoras; cerró la puerta y después hizo salir a las servidoras. (Daniel 13, 36)

  • pero ella no quiso decirlo. De todos esto somos testigos". La asamblea les creyó porque eran ancianos y jueces del pueblo, y Susana fue condenada a muerte. (Daniel 13, 41)

  • Todo el pueblo se apresuró a volver, y los ancianos dijeron a Daniel: "Ven a sentarte en medio de nosotros y dinos qué piensas, ya que Dios te ha dado la madurez de un anciano". (Daniel 13, 50)

  • Luego, todos se levantaron contra los dos ancianos, a los que Daniel por su propia boca había convencido de falso testimonio, y se les aplicó la misma pena que ellos habían querido infligir a su prójimo. (Daniel 13, 61)

  • ¡Escuchen esto, ancianos, presten atención, todos los habitantes del país! ¿Sucedió algo así en los días de ustedes o en los días de sus padres? (Joel 1, 2)


“Devo fazer somente a vontade de Deus e, se lhe agrado, o restante não conta.” São Padre Pio de Pietrelcina