Fondare 50 Risultati per: vaso de barro
«Yo puedo hacer lo mismo contigo, pueblo de Israel; como el barro en la mano del alfarero, así eres tú en mi mano. (Jeremías 18, 6)
y les dirás: Así habla Yavé de los Ejércitos: Voy a despedazar a este pueblo y esta ciudad, como se hace añicos un vaso de greda, sin que pueda componerse. Y se harán los entierros en Tofet por no haber lugar en otra parte. (Jeremías 19, 11)
Daniel se echó a reír y dijo: «No te engañes, rey; ese ídolo por dentro es de barro, y por fuera, de cobre, y no ha comido jamás.» (Daniel 14, 7)
Mi enemiga, al verlo se sentirá avergonzada, pues decía: ¿Dónde se metió tu Dios? Mis ojos se recrearán viendo cómo es pisoteada, igual que el barro de las calles. (Miqueas 7, 10)
Asimismo, el que dé un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños, porque es discípulo, no quedará sin recompensa: soy yo quien se lo digo.» (Evangelio según San Mateo 10, 42)
«Y cualquiera que les dé de beber un vaso de agua porque son de Cristo, yo les aseguro que no quedará sin recompensa.» (Evangelio según San Marcos 9, 41)
Contestó: «Ese hombre al que llaman Jesús hizo barro, me lo aplicó a los ojos y me dijo que fuera a lavarme a la piscina de Siloé. Fui, me lavé y veo.» (Evangelio según San Juan 9, 11)
Y como nuevamente los fariseos preguntaban al hombre cómo había recobrado la vista, él contestó: «Me puso barro en los ojos, me lavé y veo.» (Evangelio según San Juan 9, 15)
¿No dispone el alfarero de su barro y hace con el mismo barro una vasija preciosa o una para el menaje? (Carta a los Romanos 9, 21)
Con todo, llevamos este tesoro en vasos de barro, para que esta fuerza soberana se vea como obra de Dios y no nuestra. (2º Carta a los Corintios 4, 7)
En una casa rica no hay sólo vajillas de oro y plata, sino también de madera y de barro. Unas son tratadas con mucho cuidado, y las otras no. (2º Carta a Timoteo 2, 20)
donde está el altar de oro de los perfumes y el arca de la alianza, enteramente cubierta de oro. El arca contenía un vaso de oro con el maná, la vara de Aarón que había florecido y las tablas de la Ley. (Carta a los Hebreos 9, 4)