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  • Me alegré mucho al encontrar algunos hijos tuyos que viven según la verdad, de acuerdo con el mandato que recibimos del Padre. (2º Carta de Juan 1, 4)

  • El que se aventura y no permanece en la doctrina de Cristo, no posee a Dios; el que permanece en la doctrina, ése posee al Padre y al Hijo. (2º Carta de Juan 1, 9)

  • Te saludan los hijos de tu hermana Elegida. (2º Carta de Juan 1, 13)

  • Muy querido amigo, sabiendo que tu alma va por el buen camino, te deseo que goces de buena salud y que todos tus caminos te den satisfacción. (3º Carta de Juan 1, 2)

  • Grande ha sido mi alegría al oír alabar tu verdad a los hermanos que llegaron, puesto que vives en la verdad. (3º Carta de Juan 1, 3)

  • Ellos han hablado de tu caridad ante la Iglesia reunida; has hecho muy bien en proveerles todo lo que necesitaban para su viaje, en una forma digna de Dios. (3º Carta de Juan 1, 6)

  • Por eso, si voy, le reprocharé su manera de actuar, pues nos desprestigia con palabras mal intencionadas. Y no contento con eso, ni siquiera recibe a los hermanos, y a los que quieren recibirlos no los deja y los expulsa de la Iglesia. (3º Carta de Juan 1, 10)

  • En cuanto a Demetrio, todos hablan bien de él, hasta la misma verdad. También nosotros lo alabamos, y tú sabes que cuando recomendamos a alguien lo hacemos según la verdad. (3º Carta de Juan 1, 12)

  • La paz sea contigo. Te saludan tus amigos. Saluda a los nuestros, a cada uno en particular. (3º Carta de Juan 1, 15)

  • Lo mismo que Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas que también se prostituyeron dejándose atraer por uniones contra la naturaleza, se ponen como ejemplo al padecer el castigo del fuego eterno. (Carta de Judas 1, 7)

  • Aquí tienen a hombres que causan divisiones, hombres terrenales que no tienen el Espíritu Santo. (Carta de Judas 1, 19)

  • En cambio ustedes, muy amados, construyan su vida sobre las bases de su santísima fe, orando en el Espíritu Santo. (Carta de Judas 1, 20)


“Como Jesus, preparemo-nos a duas ascensões: uma ao Calvário e outra ao Céu. A ascensão ao Calvário, se não for alegre, deve ao menos ser resignada!” São Padre Pio de Pietrelcina