Fondare 325 Risultati per: sabiduría de los antiguos
¡Son unos estúpidos los príncipes de Zoan,! Los sabios de Faraón forman un ministerio de imbéciles, y todavía dicen al Faraón: «Yo soy un alumno de sabios, un alumno de antiguos reyes.» (Isaías 19, 11)
Por eso, yo seguiré desconcertando a este pueblo, y serán sorpresas y más sorpresas; la sabiduría de sus sabios fracasará, y se perderá la inteligencia de sus entendidos.» CONTRA LOS MALOS CONSEJEROS (Isaías 29, 14)
El asegura, en todo tiempo, tu existencia; las riquezas que salvan son la sabiduría y la ciencia, el temor de Yavé será tu tesoro. (Isaías 33, 6)
El general les dijo: «Transmitan este recado a Ezequías. Así habla el rey de Asur: ¿En qué pones tu confianza? ¿Acaso crees que para hacer la guerra algunas delclaraciones reemplazan a la sabiduría y a la fuerza? (Isaías 36, 4)
Te sentías segura en tu maldad, y decías: «Nadie me ve.» Tu sabiduría y tu ciencia se te subieron a la cabeza. hasta tal punto que pensabas: «Yo y nadie más.» (Isaías 47, 10)
¡Despiértate, despiértate con toda tu fuerza, brazo de Yavé! Despiértate como pasó antes, en los tiempos antiguos. ¿No eres tú quien destrozó a Rahab y traspasó al dragón? (Isaías 51, 9)
Los sabios pasarán vergüenza, serán confundidos y caerán en la trampa. Como despreciaron la palabra de Yavé, ¿qué les queda ahora como sabiduría? (Jeremías 8, 9)
Así dice Yavé: «Que no se alabe el sabio por su sabiduría, ni el valiente por su valentía, ni el rico por su riqueza. (Jeremías 9, 22)
El hizo la tierra con su poder, estableció el mundo con su sabiduría y con su inteligencia extendió los cielos. (Jeremías 10, 12)
Así queda descalificada la sabiduría de los mortales. El platero debería avergonzarse de su ídolo, porque sus estatuas no son más que mentira, que nunca respiran. (Jeremías 10, 14)
Para Edom. Esto dice Yavé de los Ejércitos. ¿Ya se acabó la sabiduría en Temán? ¿Perdieron su prudencia los inteligentes, o se corrompió su sabiduría? (Jeremías 49, 7)
El hizo la tierra con su poder, afirmó el mundo con su sabiduría y con su inteligencia extendió los cielos. (Jeremías 51, 15)