Fondare 27 Risultati per: pareció
Moisés no bajaba del cerro y le pareció al pueblo un tiempo largo. Se reunieron en torno a Aarón, al que dijeron: «Fabrícanos un Dios que nos lleve adelante, ya que no sabemos qué ha sido de Moisés, que nos sacó de Egipto.» (Exodo 32, 1)
Me pareció bien esa propuesta y tomé de entre ustedes doce hombres, uno por tribu, (Deuteronomio 1, 23)
Ustedes me respondieron: Hemos pecado contra Yavé, nuestro Dios. Iremos y combatiremos como él nos ha ordenado. Y tomaron cada uno sus armas y les pareció fácil escalar los cerros. (Deuteronomio 1, 41)
Los servidores comunicaron a David estas palabras y a él le pareció que este asunto de ser yerno del rey no era tan difícil. Aún no se había cumplido el plazo, (1 Samuel 18, 26)
Le pareció poco imitar los pecados de Jeroboam, pues tomó por esposa a Jezabel, hija de Etbal, rey de los sidonios, por lo que se puso a servir a su dios Baal, y se postraba ante él. (1 Reyes 16, 31)
Toda la asamblea acordó hacerlo así, pues la propuesta pareció bien a todo el pueblo. (1 Crónicas 13, 4)
Esto le pareció bien al rey y a toda la asamblea. (2 Crónicas 30, 4)
Al rey y a sus consejeros les pareció bueno lo dicho por Memukán y se decidieron a seguir su consejo. (Ester 1, 21)
No le pareció, empero, conveniente vengarse sólo de Mardoqueo, pues como ya sabía que era judío, creyó que era mejor aniquilar junto con él a todos los judíos que había en el imperio de Asuero. (Ester 3, 6)
Su esposa y sus amigos lo aconsejaron entonces: «Manda preparar una horca de unos veinticinco metros de alto y mañana temprano le pides al rey que haga colgar de ella a Mardoqueo. Así podrás ir sin problemas al banquete que te tienen ofrecido.» Le pareció buena la idea a Amán y mandó que levantaran una horca. (Ester 5, 14)
Ella le respondió: «Al verte, Señor, me pareció que tú eras un ángel de Dios; mi corazón, entonces, se asustó por el miedo que infunde tu poder. Señor, tú eres maravilloso y tu rostro es encantador.» (Ester 15, 15)
y Simón aceptó y le pareció bien ejercer el sumo sacerdocio y ser general y jefe de los judíos y de los sacerdotes y estar al frente de todo. (1 Macabeos 14, 47)