Fondare 129 Risultati per: galaad

  • A Simón le dieron tres mil hombres para la campaña de Galilea, y ocho mil a Judas para la de Galaad. (1 Macabeos 5, 20)

  • Allí encontraron a los nabateos, que los recibieron amistosamente y los pusieron al tanto de lo que ocurría a sus hermanos de la región de Galaad. (1 Macabeos 5, 25)

  • refirieron también que otros estaban atrincherados en otras ciudades de Galaad y que los paganos habían decidido asaltar sus defensas, al día siguiente, echar mano de ellos y exterminarlos a todos en un solo día. (1 Macabeos 5, 27)

  • Y saliendo de allí, se apoderó de Casfor, Maqued y Bosor con las demás ciudades de Galaad. (1 Macabeos 5, 36)

  • Judas reunió a todos los israelitas de la región de Galaad, pequeños y grandes, a sus mujeres, hijos y pertenencias, una inmensa muchedumbre, para llevarlos al país de Judea. (1 Macabeos 5, 45)

  • Durante el tiempo que Judas y Jonatán habían salido al país de Galaad y su hermano Simón acampaba en Galilea, frente a Tolemaida, (1 Macabeos 5, 55)

  • Partió hacia Galaad y, cerca de Bascuna, hizo ejecutar a Jonatán, que fue sepultado allí. (1 Macabeos 13, 23)

  • Tus cabellos, como un rebaño de cabras que ondulan por las pendientes de Galaad. Tus dientes, ovejas esquiladas que acaban de bañarse, cada una tiene su melliza y ninguna la ha perdido. (Cantar 4, 2)

  • Aparta de mí tus ojos, porque me cautivan. Tus cabellos son como rebaño de cabras que ondulan por las pendientes de Galaad. (Cantar 6, 5)

  • ¿No hay, acaso, bálsamo en Galaad ni queda allí ningún médico? ¿Cómo es, pues, que no mejora la salud de la hija de mi pueblo? (Jeremías 8, 22)

  • Pues así se expresa Yavé respecto a este palacio de Judá: Me gustaría verte ensalzado como el país de Galaad, como una cumbre del Líbano, mas te voy a dejar hecho un desierto o una ciudad sin habitantes. (Jeremías 22, 6)

  • ¡Sube a Galaad a buscar bálsamos, virgen, hija de Egipto! ¡Pero es inútil que multipliques tus remedios, pues nada podrá sanarte! (Jeremías 46, 11)


“Deus não opera prodígios onde não há fé.” São Padre Pio de Pietrelcina