Fondare 1807 Risultati per: eso

  • Porque, ¿qué mérito habría en soportar el castigo cuando se ha faltado? En cambio, si pueden soportar que los traten mal cuando han actuado bien, eso es grande ante Dios. (1º Carta de Pedro 2, 20)

  • sino que más bien irradie de lo íntimo del corazón la belleza que no se pierde, es decir, un espíritu suave y tranquilo. Eso sí que es muy precioso ante Dios. (1º Carta de Pedro 3, 4)

  • Ya es bastante el tiempo que dimos a todo lo que buscan los paganos: excesos, pasiones, borracheras, orgías y culto de los ídolos. (1º Carta de Pedro 4, 3)

  • Salúdense unos a otros con el beso fraterno. Paz a todos ustedes, que están en Cristo. (1º Carta de Pedro 5, 14)

  • Por eso, pongan el máximo empeño en incrementar su fe con la firmeza, (2º Carta de Pedro 1, 5)

  • Por eso siempre trataré de recordarles estas cosas, aunque las sepan y se mantengan firmes en la verdad que poseen. (2º Carta de Pedro 1, 12)

  • Por eso procuro hacer todo lo necesario para que, después de mi partida, recuerden constantemente estas cosas. (2º Carta de Pedro 1, 15)

  • Esos hombres son como animales irracionales, que vienen a la vida para ser capturados y muertos. Después de haber injuriado lo que no pueden entender, terminarán como animales (2º Carta de Pedro 2, 12)

  • Y si éstos, que se habían liberado de los vicios del mundo por el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo, vuelven a esos vicios y se dejan dominar por ellos, su situación actual resulta peor que la primera. (2º Carta de Pedro 2, 20)

  • Miren qué amor tan singular nos ha tenido el Padre que no sólo nos llamamos hijos de Dios, sino que lo somos. Por eso el mundo no nos conoce, porque no lo conoció a él. (1º Carta de Juan 3, 1)

  • Ellos son del mundo, por eso su lenguaje es el del mundo, y el mundo los escucha. (1º Carta de Juan 4, 5)

  • y por eso, cuando amamos a Dios y cumplimos sus mandatos, con toda certeza sabemos que amamos a los hijos de Dios. (1º Carta de Juan 5, 2)


“De todos os que vierem pedir meu auxílio, nunca perderei nenhum!” São Padre Pio de Pietrelcina