Fondare 6651 Risultati per: dio

  • Dios los bendijo, diciéndoles: «Sean fecundos y multiplíquense. Llenen la tierra y sométanla. Tengan autoridad sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre todo ser viviente que se mueve sobre la tierra.» (Génesis 1, 28)

  • Dijo Dios: «Hoy les entrego para que se alimenten toda clase de plantas con semillas que hay sobre la tierra, y toda clase de árboles frutales. (Génesis 1, 29)

  • Dios vio que todo cuanto había hecho era muy bueno. Y atardeció y amaneció: fue el día Sexto. (Génesis 1, 31)

  • El Séptimo día Dios tuvo terminado su trabajo, y descansó en ese día de todo lo que había hecho. (Génesis 2, 2)

  • Bendijo Dios el Séptimo día y lo hizo santo, porque ese día descansó de sus trabajos después de toda esta creación que había hecho. (Génesis 2, 3)

  • Este es el origen del cielo y de la tierra cuando fueron creados. El día en que Yavé Dios hizo la tierra y los cielos, (Génesis 2, 4)

  • no había sobre la tierra arbusto alguno, ni había brotado aún ninguna planta silvestre, pues Yavé Dios no había hecho llover todavía sobre la tierra, y tampoco había hombre que cultivara el suelo (Génesis 2, 5)

  • Entonces Yavé Dios formó al hombre con polvo de la tierra; luego sopló en sus narices un aliento de vida, y existió el hombre con aliento y vida. (Génesis 2, 7)

  • Yahvé Dios plantó un jardín en un lugar del Oriente llamado Edén, y colocó allí al hombre que había formado. (Génesis 2, 8)

  • Yavé Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles, agradables a la vista y buenos para comer. El árbol de la Vida estaba en el jardín, como también el árbol de la Ciencia del bien y del mal. (Génesis 2, 9)

  • Yavé Dios tomó al hombre y lo puso en el jardín del Edén para que lo cultivara y lo cuidara. (Génesis 2, 15)

  • Y Yahvé Dios le dio al hombre un mandamiento; le dijo: «Puedes comer todo lo que quieras de los árboles del jardín, (Génesis 2, 16)


“Se precisamos ter paciência para suportar os defeitos dos outros, quanto mais ainda precisamos para tolerar nossos próprios defeitos!” São Padre Pio de Pietrelcina