Fondare 380 Risultati per: derrota de los enemigos
Nos entregaste en manos de nuestros enemigos, gente sin ley, pésimos impíos, en manos de un rey injusto, el más perverso de toda la tierra (Daniel 3, 32)
Entonces, Daniel, por sobrenombre Beltsasar, quedó un instante aturdido y pareció muy turbado. El rey tomó la palabra y dijo: «Beltsasar, ¿qué hay en ese sueño o en su interpretación que te turbe tanto?» Respondió Beltsasar: «Señor mío, ¡ojalá que este sueño sea para tus enemigos y su contenido se refiera a tus adversarios (Daniel 4, 16)
Ustedes saldrán, pero huyendo después de la derrota. Egipto los recogerá, y en Menfis serán sepultados. Las ortigas guardarán sus tesoros de plata y las zarzas crecerán en sus casas. (Oseas 9, 6)
cuando vayan cautivos, arreados por sus enemigos, daré orden a la espada para que los degüelle. Tendré mis ojos puestos en ellos, no para ayudarlos sino para castigarlos. (Amós 9, 4)
Tú te quedabas esperando cuando los extranjeros hacían cautivo a su ejército; cuando los enemigos entraban por sus puertas y sobre Jerusalén echaban suertes, tú también, eras como uno de ellos. (Abdías 1, 11)
Pero son ustedes los enemigos de mi pueblo, pues le quitan su manta al hombre bueno y hacen la guerra al que vive tranquilo. (Miqueas 2, 8)
Retuércete de dolor y grita, hija de Sión, como mujer que da a luz, porque ahora saldrás de la ciudad para vivir en despoblado. Llegarás hasta Babilonia, pero allí serás liberada, pues Yavé te libertará del poder de tus enemigos. (Miqueas 4, 10)
Naciones numerosas se reúnen ahora para atacarte, diciendo: «Sometámoslo al saqueos y gocemos mirando su derrota.» (Miqueas 4, 11)
Yavé, ¡que tu mano quiebre a tus adversarios, y perezcan todos tus enemigos! (Miqueas 5, 8)
Porque ahora el hijo insulta a su padre, la hija se rebela contra su madre, la nuera contra su suegra, y cada cual tiene por enemigos las personas de su familia. (Miqueas 7, 6)
Mas extermina a los que se alzan contra él, a sus enemigos los persigue hasta en la oscuridad. (Nahún 1, 8)
Las puertas son forzadas, se rompen y en el palacio es la derrota. (Nahún 2, 7)