Fondare 487 Risultati per: cosas
Diles: Cualquier descendiente de ustedes en las generaciones venideras que, estando impuro, se acerque a las cosas sagradas que los hijos de Israel consagran a Yavé, ése será exterminado de mi presencia: ¡yo soy Yavé! (Levítico 22, 3)
Todo descendiente de Aarón que sea leproso, o padezca derrame, no comerá de las cosas sagradas hasta que se purifique. Si tocó un cadáver o si ha tenido un derrame seminal; (Levítico 22, 4)
en ese caso será impuro hasta la tarde y no comerá de las cosas santas hasta después de haber bañado su cuerpo en agua. (Levítico 22, 6)
Pero, cuando se haya puesto el sol, será puro y podrá comer de las cosas santas porque son su alimento. (Levítico 22, 7)
Ningún extraño comerá de las cosas sagradas; el que viva en casa del sacerdote o que trabaje a su servicio, no comerá de las cosas sagradas. (Levítico 22, 10)
Pero si un sacerdote adquiere un esclavo comprándolo, éste podrá comer de las cosas sagradas y también los que han nacido en su casa comerán de su alimento. (Levítico 22, 11)
La hija de un sacerdote, si está casada con un extraño, no podrá comer de las cosas sagradas. (Levítico 22, 12)
No profanen, pues, las cosas sagradas de los hijos de Israel, reservadas para Yavé, (Levítico 22, 15)
Después que Aarón y sus hijos hayan terminado de envolver las cosas sagradas con todos los utensilios y puesto en marcha el campamento, los hijos de Quehat se acercarán para transportarlas; pero que no toquen lo que es sagrado, no sea que mueran. Este es el papel de los hijos de Quehat en la Tienda de las Citas. (Números 4, 15)
Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, estará al cuidado del aceite del alumbrado, del incienso aromático, de los panes de ofrenda perpetua y del óleo de unción; cuidará de toda la Morada y de cuanto hay en ella, sean cosas sagradas o sus utensilios.» (Números 4, 16)
Hagan con ellos de esta manera, para que vivan y no mueran cuando se acercan a las cosas muy sagradas. Aarón y sus hijos se adelantarán para poner a cada uno en su servicio y darle su carga, (Números 4, 19)
pero no entrarán, ni por un instante, a ver las cosas sagradas; de lo contrario, morirán.» (Números 4, 20)