Fondare 149 Risultati per: Registro de Familias

  • Así que mañana ustedes se acercarán, agrupados por tribus. La tribu que Yavé designe por suerte se presentará por familias. La familia que designe Yavé se presentará por hogares y el hogar por individuos. (Josué 7, 14)

  • Sorteadas las familias de ésta, salió la familia de Zaré; (Josué 7, 17)

  • En resumen, el río Jordán fue la frontera de los rubenitas. Esta fue la herencia de los hijos de Rubén, según sus familias, con sus ciudades y aldeas. (Josué 13, 23)

  • Moisés había dado a la tribu de Gad, divididos en sus familias, lo que llegó a ser su territorio: (Josué 13, 24)

  • Tal fue la herencia de los hijos de Gad según sus familias, con sus ciudades y aldeas. (Josué 13, 28)

  • La mitad de Galaad, Astarot y Edreí, ciudades del reino de Og, fueron atribuidas a los hijos de Maquir, hijo de Manasés, es decir, la mitad de los hijos de Maquir, según el número de sus familias. (Josué 13, 31)

  • Esto es lo que recibieron en herencia los israelitas en el país de Canaán; se lo repartieron Eleazar, el sacerdote, y Josué, hijo de Nun, y los jefes de las familias paternas de las tribus de Israel. (Josué 14, 1)

  • Los hijos de Judá, según sus familias, recibieron por suerte la siguiente parte: Desde la frontera de Edom hasta el desierto de Zin en dirección al sur. (Josué 15, 1)

  • La frontera occidental era el mar Grande. Estos fueron por todos lados los términos de los hijos de Judá, según sus familias. (Josué 15, 12)

  • Esta fue la posesión de la tribu de Judá, según sus familias. (Josué 15, 20)

  • La frontera de los hijos de Efraím, según sus familias, la frontera de su herencia se extendía hacia el oriente, desde Atarot-Addar hasta Bet-Horón de Arriba; (Josué 16, 5)

  • Después, la frontera se dirigía desde Tafuaj hacia el oeste, hasta el Cana, y terminaba en el mar Grande. Tal fue la herencia de la tribu de los hijos de Efraím, distribuida en sus familias. (Josué 16, 8)


“Menosprezai vossas tentações e não vos demoreis nelas. Imaginai estar na presença de Jesus. O crucificado se lança em vossos braços e mora no vosso coração. Beijai-Lhe a chaga do lado, dizendo: ‘Aqui está minha esperança; a fonte viva da minha felicidade. Seguro-vos, ó Jesus, e não me aparto de vós, até que me tenhais posto a salvo’”. São Padre Pio de Pietrelcina