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  • Pues está muy por encima de todo Poder, Autoridad, Dominio y de toda otra Fuerza o Gobierno, más arriba de todo lo que cuenta en este mundo y en el otro. (Carta a los Efesios 1, 21)

  • De ellos éramos también nosotros, y nos dejamos llevar por las codicias humanas, obedeciendo a los deseos de nuestra naturaleza y consintiendo sus proyectos. E íbamos directamente al castigo, lo mismo que los demás. (Carta a los Efesios 2, 3)

  • Nos resucitó en Cristo Jesús y con él, para sentarnos con él en el mundo de arriba. (Carta a los Efesios 2, 6)

  • En adelante los poderes y autoridades del mundo de arriba podrán descubrir, mirando a la Iglesia, los más diversos aspectos de la sabiduría de Dios, (Carta a los Efesios 3, 10)

  • Pues no nos estamos enfrentando a fuerzas humanas, sino a los poderes y autoridades que dirigen este mundo y sus fuerzas oscuras, los espíritus y fuerzas malas del mundo de arriba. (Carta a los Efesios 6, 12)

  • Reciban gracia y paz de Dios nuestro Padre, y de Cristo Jesús, el Señor. (Carta a los Filipenses 1, 2)

  • a los santos y creyentes que viven en Colosas, verdaderos hermanos míos en Cristo: Reciban gracia y paz de Dios nuestro Padre. (Carta a los Colosenses 1, 2)

  • y gracias a él fuera reconciliado con Dios, porque la sangre de su cruz ha restablecido la paz tanto sobre la tierra como en el mundo de arriba. (Carta a los Colosenses 1, 20)

  • Si han sido resucitados con Cristo, busquen las cosas de arriba, donde Cristo está sentado a la derecha de Dios. (Carta a los Colosenses 3, 1)

  • Preocúpense por las cosas de arriba, no por las de la tierra. (Carta a los Colosenses 3, 2)

  • Reciban saludos de su compatriota Epafras; es un buen servidor de Cristo Jesús que siempre está orando fervientemente por ustedes para que sean perfectos y produzcan todos los frutos que Dios desea. (Carta a los Colosenses 4, 12)

  • Reciban los saludos de Lucas, nuestro querido médico, y de Demás. (Carta a los Colosenses 4, 14)


“É necessário manter o coração aberto para o Céu e aguardar, de lá, o celeste orvalho.” São Padre Pio de Pietrelcina