Fondare 2190 Risultati per: Descendientes de Israel

  • Con sus propios ojos podrán ustedes comprobar esto; entonces exclamarán: «El poder de Yavé traspasa las fronteras de Israel.» (Malaquías 1, 5)

  • Odio el divorcio, dice Yavé, Dios de Israel, y al que hace el mal sin manifestar vergüenza. Tengan, pues, mucho cuidado y no cometan tal traición. (Malaquías 2, 16)

  • Acuérdense de la ley de Moisés, mi servidor, a quien entregué en el Cerro Horeb leyes y ordenanzas para todo Israel. (Malaquías 3, 22)

  • Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres en absoluto la más pequeña entre los pueblos de Judá, porque de ti saldrá un jefe, el que apacentará a mi pueblo, Israel. (Evangelio según San Mateo 2, 6)

  • «Levántate, toma contigo al niño y a su madre y regresa a la tierra de Israel, porque ya han muerto los que querían matar al niño.» (Evangelio según San Mateo 2, 20)

  • José se levantó, tomó al niño y a su madre, y volvieron a la tierra de Israel. (Evangelio según San Mateo 2, 21)

  • Jesús se quedó admirado al oír esto, y dijo a los que le seguían: «Les aseguro que no he encontrado a nadie en Israel con tanta fe. (Evangelio según San Mateo 8, 10)

  • Jesús echó al demonio, y el mudo empezó a hablar. La gente quedó maravillada y todos decían: «Jamás se ha visto cosa igual en Israel.» (Evangelio según San Mateo 9, 33)

  • Diríjanse más bien a las ovejas perdidas del pueblo de Israel. (Evangelio según San Mateo 10, 6)

  • Cuando los persigan en una ciudad, huyan a otra. En verdad les digo: no terminarán de recorrer todas las ciudades de Israel antes de que venga el Hijo del Hombre. (Evangelio según San Mateo 10, 23)

  • Jesús contestó: «No he sido enviado sino a las ovejas perdidas del pueblo de Israel.» (Evangelio según San Mateo 15, 24)

  • La gente quedó maravillada al ver que hablaban los mudos y caminaban los cojos, que los lisiados quedaban sanos y que los ciegos recuperaban la vista; todos glorificaban al Dios de Israel. (Evangelio según San Mateo 15, 31)


“Se quisermos colher é necessário não só semear, mas espalhar as sementes num bom campo. Quando as sementes se tornarem plantas, devemos cuidá-las para que as novas plantas não sejam sufocadas pelas ervas daninhas.” São Padre Pio de Pietrelcina