Cattolica Bibbia
 

Sirácides (Eclesiástico), 33

13. Así como el barro está en manos del alfarero que lo moldea a su voluntad, así también están los hombres en las manos del que los ha hecho: trata a cada cual como mejor lo estima.

Versi relativi a Sirácides (Eclesiástico), 33:

Eclesiástico 33 trata principalmente de la sabiduría divina y cómo esta sabiduría se transmite a los humanos. El capítulo también destaca la importancia de la obediencia y la humildad en relación con Dios. Los siguientes versos están relacionados con los temas cubiertos en Eclesiástico 33:

Proverbios 3:7 - "No seas sabio con tus propios ojos; miedo al Señor y aparte del mal". Este versículo enfatiza la importancia de no confiar en la sabiduría misma y tener miedo a Dios.

Proverbios 19:20 - "Escuche el consejo y reciba la corrección, para que pueda ser sabio en su futuro". Este versículo destaca la importancia de escuchar el consejo y aceptar la corrección para que podamos crecer en sabiduría.

Salmo 25:9 - "Él guiará a los mansos juzgados y enseñará a los mansos a su manera". Este versículo destaca la importancia de la humildad y la mansedumbre en relación con Dios, que guiará y enseñará a quienes tienen este espíritu.

Isaías 55:8-9 - "Porque mis pensamientos no son tus pensamientos, ni tus caminos mis caminos, dice el Señor. Porque, así como el cielo es más alto que la tierra, también son mis caminos que son los más altos que tus caminos, y mi pensamientos más altos que tus pensamientos ". Este versículo destaca la diferencia entre la sabiduría divina y la sabiduría humana, y la importancia de confiar en la sabiduría de Dios.

Proverbios 1:7 - "El miedo al Señor es el principio de la sabiduría; los locos desprecian la sabiduría y la instrucción". Este versículo enfatiza la importancia del miedo a Dios como punto de partida para la sabiduría, y destaca la locura de quienes desprecian la sabiduría y la instrucción.





“Não nos preocupemos quando Deus põe à prova a nossa fidelidade. Confiemo-nos à Sua vontade; é o que podemos fazer. Deus nos libertará, consolará e enorajará.” São Padre Pio de Pietrelcina