6. Pero la gente saca el oro de su cartera y lo pesan, con la plata, en la balanza. Le pagan a un joyero para que les haga un dios al que adoran y delante del cual se tiran al suelo.





“Para mim, Deus está sempre fixo na minha mente e estampado no meu coração.” São Padre Pio de Pietrelcina