32. Había en ese lugar un gran número de cerdos comiendo en el cerro. Los demonios suplicaron a Jesús que les permitiera entrar en los cerdos, y él se lo permitió.





“As almas não são oferecidas como dom; compram-se. Vós ignorais quanto custaram a Jesus. É sempre com a mesma moeda que é preciso pagá-las”. São Padre Pio de Pietrelcina