Daniel, 3
32. Nos entregaste en manos de nuestros enemigos, gente sin ley, pésimos impíos, en manos de un rey injusto, el más perverso de toda la tierra
32. Nos entregaste en manos de nuestros enemigos, gente sin ley, pésimos impíos, en manos de un rey injusto, el más perverso de toda la tierra
“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina