1. Cuando, al tercer día, David y sus hombres llegaron a Siquelag, los amalecitas habían pasado por allí recorriendo el país de Negueb. Habían entrado en Siquelag y la habían incendiado,





“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina