Génesis, 44
24. Así pues, cuando subimos nosotros a mi padre, tu siervo, le expusimos las palabras de mi señor.
24. Así pues, cuando subimos nosotros a mi padre, tu siervo, le expusimos las palabras de mi señor.
En Génesis 44, José despierta una prueba para sus hermanos, que vinieron a Egipto para comprar comida. Tiene un tazón en una bolsa de granos de Benjamin, el hermano menor, y luego acusa a Benjamin de robar la copa. Los otros hermanos están desesperados y Joseph los prueba para ver si han cambiado su carácter desde la última vez que los vieron. A continuación hay cinco versos relacionados con los temas cubiertos en este capítulo:
Proverbios 17:3: "El crisol es para la plata, y el horno es para el oro; pero el Señor demuestra los corazones". Este versículo habla sobre la importancia de la prueba y cómo Dios prueba nuestros corazones para purificarnos.
1 Pedro 1:7: "Que la prueba de su fe, mucho más preciosa que el oro que perece y está demostrado por el fuego, se reduce a alabar, gloria y honor en la revelación de Jesucristo". Este versículo habla sobre cómo nuestras pruebas nos ayudan a crecer en la fe y glorificar a Dios.
Santiago 1:2-4: "Mis hermanos, tienden a toda la alegría de pasar por varias pruebas, sabiendo que el juicio de su fe, una vez confirmado, produce perseverancia. Ahora, la perseverancia debe tener una acción completa, para que pueda ser perfecto y justo, de ninguna manera discapacitado ". Este versículo habla sobre cómo debemos enfrentar pruebas de alegría, ya que nos ayudan a crecer en perseverancia y madurez.
Salmo 26:2: "Siíame, oh Señor, y demuestre; examina mi corazón y mi mente". Este versículo es una oración para que Dios ponga a prueba nuestros corazones y nos ayude a caminar en sus caminos.
Jeremías 17:10: "Yo, el Señor, el escuadrón mi corazón y provocamos pensamientos; y esto para dar a cada uno de acuerdo con sus caminos y de acuerdo con el fruto de sus acciones". Este versículo habla sobre cómo Dios examina nuestros corazones y nos juzga de acuerdo con nuestras acciones.
“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina
