20. Cuando Acán, hijo de Zéraj, cometió una infidelidad respecto del anatema, ¿Acaso la ira del Señor no alcanzó a toda la comunidad de Israel? No fue él solo el que murió por su delito".





“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina