10. pero él resistió e hirió a los filisteos, hasta que se le acalambró la mano y se le quedó pegada a la espada. Aquel día, el Señor alcanzó una gran victoria, y el pueblo se reagrupó detrás de Eleazar, pero sólo para recoger los despojos.





“Devemos odiar os nossos pecados, visto que o amor ao Senhor significa paz”. São Padre Pio de Pietrelcina