5. Todas ellas eran ciudades defendidas por altas murallas, puertas y cerrojos, sin contar las ciudades de los perizitas, que también eran muy numerosas.





“Queira o dulcíssimo Jesus conservar-nos na Sua graça e dar-nos a felicidade de sermos admitidos, quando Ele quiser, no eterno convívio…” São Padre Pio de Pietrelcina