Talált 254 Eredmények: vuestras

  • Os he herido con tizón y añublo, he secado vuestras huertas y viñedos; vuestras higueras y olivares los ha devorado la langosta; ¡y no habéis vuelto a mí!, oráculo de Yahveh. (Amós 4, 9)

  • He enviado contra vosotros peste, como la peste de Egipto, he matado a espada a vuestros jóvenes, mientras vuestros caballos eran capturados; he hecho subir a vuestras narices el hedor de vuestros campamentos, ¡y no habéis vuelto a mí!, oráculo de Yahveh. (Amós 4, 10)

  • ¡Pues yo sé que son muchas vuestras rebeldías y graves vuestros pecados, opresores del justo, que aceptáis soborno y atropelláis a los pobres en la Puerta! (Amós 5, 12)

  • Yo detesto, desprecio vuestras fiestas, no me gusta el olor de vuestras reuniones solemnes. (Amós 5, 21)

  • Si me ofrecéis holocaustos... no me complazco en vuestras oblaciones, ni miro a vuestros sacrificios de comunión de novillos cebados. (Amós 5, 22)

  • Trocaré en duelo vuestra fiesta, y en elegía todas vuestras canciones; en todos los lomos pondré sayal y tonsura en todas las cabezas; lo haré como duelo de hijo único y su final como día de amargura. (Amós 8, 10)

  • ¿Es acaso para vosotros el momento de habitar en vuestras casas artesonadas, mientras esta Casa está en ruinas? (Ageo 1, 4)

  • Yo os herí con tizón, con añublo y con granizo en toda labor de vuestras manos, y ninguno de vosotros se volvió a mí, oráculo de Yahveh. (Ageo 2, 17)

  • No seáis como vuestros padres, a quienes los antiguos profetas gritaban así: "¡Volveos de vuestros malos caminos y de vuestras malas obras!" Pero ellos no escucharon ni me hicieron caso - oráculo de Yahveh -. (Zacarías 1, 4)

  • Así dice Yahveh Sebaot: Reafírmense vuestras manos, vosotros que oís en estos días esas palabras de la boca de los profetas, desde el día en que se echaron los cimientos de la Casa de Yahveh Sebaot, para la reconstrucción del Templo. (Zacarías 8, 9)

  • Y sucederá que así como habéis sido maldición entre las naciones, casa de Judá y casa de Israel, así os salvaré yo, y seréis bendición; ¡no tengáis miedo, y que se reafirmen vuestras manos! (Zacarías 8, 13)

  • He aquí las cosas que debéis hacer: Decid verdad unos a otros; juicio de paz juzgad en vuestras puertas; (Zacarías 8, 16)


“Proponha-se a exercitar-se nas virtudes”. São Padre Pio de Pietrelcina