Talált 94 Eredmények: tesoro escondido

  • Conservad la instrucción en paz, hijos. Sabiduría escondida y tesoro invisible, ¿qué provecho hay en ambos? (Eclesiástico 41, 14)

  • Porque habéis dicho: «Hemos celebrado alianza con la muerte, y con el seol hemos hecho pacto, cuando pasare el azote desbordado, no nos alcanzará, porque hemos puesto la mentira por refugio nuestro y en el engaño nos hemos escondido.» (Isaías 28, 15)

  • Sean tus días estables; la riqueza que salva son la sabiduría y la ciencia, el temor de Yahveh sea tu tesoro. (Isaías 33, 6)

  • Se alegró Ezequías por ello y enseñó a los enviados su cámara del tesoro, la plata, el oro, los aromas, el aceite precioso, su arsenal y todo cuanto había en los tesoros; no hubo nada que Ezequías no les mostrara en su casa y en todo su dominio. (Isaías 39, 2)

  • Yo he puesto mis palabras en tu boca y te he escondido a la sombra de mi mano, cuando extendía los cielos y cimentaba la tierra, diciendo a Sión: «Mi pueblo eres tú.» (Isaías 51, 16)

  • Yo fui al Eufrates, cavé, recogí la faja del sitio donde la había escondido y he aquí que se había echado a perder la faja: no valía para nada. (Jeremías 13, 7)

  • Oigase griterío en sus casas, cuando traigas sobre ellos pillaje repentino. Porque han cavado una hoya para prenderme, y trampas han escondido para mis pies. (Jeremías 18, 22)

  • Ebed Mélek tomó consigo a los hombres y entrando en la casa del rey, al vestuario del tesoro, tomó allí deshechos de paños y telas, y con sogas los descolgó por la cisterna hasta Jeremías. (Jeremías 38, 11)

  • Retiraré mi rostro de ellos, mi tesoro será profanado: los invasores penetrarán en él y lo profanarán. (Ezequiel 7, 22)

  • El Señor entregó en sus manos a Yoyaquim rey de Judá, así como parte de los objetos de la Casa de Dios. El los llevó al país de Senaar y depositó los objetos en la casa del tesoro de sus dioses. (Daniel 1, 2)

  • Entonces se acercó a ella un joven que estaba escondido y se acostó con ella. (Daniel 13, 37)

  • Efraím ha sido herido, su raíz está seca, ya no darán fruto. Aunque den a luz, yo haré morir el tesoro de su seno. (Oseas 9, 16)


“Que Jesus reine sempre soberano no seu coração e o faça cada vez mais digno de seus divinos dons.” São Padre Pio de Pietrelcina