Talált 26 Eredmények: sabrá

  • Mandaré contra ella la peste, habrá sangre en sus calles; las víctimas caerán en medio de ella, bajo la espada que la cercará por todas partes, y se sabrá que yo soy Yahveh. (Ezequiel 28, 23)

  • No habrá más, para la casa de Israel, espina que punce ni zarza que lacere, entre todos sus vecinos que la desprecian, y se sabrá que yo soy el Señor Yahveh. (Ezequiel 28, 24)

  • habitarán allí con seguridad, construirán casas y plantarán viñas; vivirán seguros. Cuando yo haga justicia de todos sus vecinos que los desprecian, se sabrá que yo soy Yahveh su Dios. (Ezequiel 28, 26)

  • El país de Egipto se convertirá en desolación y ruina, y se sabrá que yo soy Yahveh. Por haber dicho: «El Nilo es mío, yo mismo lo he hecho», (Ezequiel 29, 9)

  • No volverá a ser para la casa de Israel apoyo de su confianza, que provoque el delito de irse en pos de él. Y se sabrá que yo soy el Señor Yahveh. (Ezequiel 29, 16)

  • Así haré justicia de Egipto, y se sabrá que yo soy Yahveh. (Ezequiel 30, 19)

  • Robusteceré los brazos del rey de Babilonia, y los brazos de Faraón desmayarán. Y se sabrá que yo soy Yahveh, cuando pongo mi espada en la mano del rey de Babilonia y él la esgrima contra el país de Egipto. (Ezequiel 30, 25)

  • Dispersaré a Egipto entre las naciones, lo esparciré por los países; y se sabrá que yo soy Yahveh. (Ezequiel 30, 26)

  • Y se sabrá que yo soy Yahveh, cuando convierta esta tierra soledad desolada, por todas las abominaciones que han cometido. (Ezequiel 33, 29)

  • Como tú te alegraste cuando la heredad de la casa de Israel era una desolación, yo te trataré a ti de la misma manera. Serás una desolación, montaña de Seír, así como Edom entero, y se sabrá que yo soy Yahveh. (Ezequiel 35, 15)

  • como un rebaño de reses consagradas, como el rebaño reunido en Jerusalén, en las fiestas solemnes. Así se llenarán de un rebaño humano vuestras ciudades en ruinas, y se sabrá que yo soy Yahveh. (Ezequiel 36, 38)

  • Y la casa de Israel sabrá desde ese día en adelante que yo soy Yahveh su Dios. (Ezequiel 39, 22)


“Você deve ter sempre prudência e amor. A prudência tem olhos; o amor tem pernas. O amor, como tem pernas, gostaria de correr a Deus. Mas seu impulso de deslanchar na direção dEle é cego e, algumas vezes, pode tropeçar se não for guiado pela prudência, que tem olhos.” São Padre Pio de Pietrelcina