Talált 138 Eredmények: rey del norte

  • ¿Se mella el hiero, el hierro del norte, y el bronce? (Jeremías 15, 12)

  • sino: «¡Por vida de Yahveh, que subió a los hijos de Israel del país del norte, y de todos los países a donde los arrojara!» Pues yo los devolveré a su solar, que di a sus padres. (Jeremías 16, 15)

  • sino: «¡Por vida de Yahveh, que subió y trajo la simiente de la casa de Israel de tierras del norte y de todas las tierras a donde los arrojara!», y habitarán en su propio suelo. (Jeremías 23, 8)

  • he aquí que yo mando a buscar a todos los linajes del norte (- oráculo de Yahveh - y a mi siervo Nabucodonosor, rey de Babilonia), y los traeré contra esta tierra y contra sus moradores (y contra todas estas gentes de alrededor); los anatematizaré y los pondré por pasmo, rechifla y ruinas eternos, (Jeremías 25, 9)

  • a todos los reyes del norte, los próximos y los remotos, cada uno con su hermano, y a todos los reinos que hay sobre la haz de la tierra. (Y el rey de Sesak beberá después de ellos.) (Jeremías 25, 26)

  • Mirad que yo los traigo del país del norte, y los recojo de los confines de la tierra. Entre ellos, el ciego y el cojo, la preñada y la parida a una. Gran asamblea vuelve acá. (Jeremías 31, 8)

  • No huirá el ligero, ni escapará el valiente: al norte, a la orilla del Eufrates, tropezaron y cayeron. (Jeremías 46, 6)

  • Aquel día será para el Señor Yahveh, día de venganza para vengarse de sus adversarios. Devorará la espada y se hartará y se abrevará de su sangre; pues será la matanza de Yahveh Sebaot en la tierra del norte, cabe el río Eufrates. (Jeremías 46, 10)

  • Novilla hermosísima era Egipto: un tábano del norte vino sobre ella. (Jeremías 46, 20)

  • Han puesto en vergüenza a la hija de Egipto: ha sido entregada al pueblo del norte. (Jeremías 46, 24)

  • Así dice Yahveh: He aquí unas aguas que suben del norte y se hacen torrente inundante, y van a inundar la tierra y lo que la llena, la ciudad y los que moran en ella; y clamará la gente, y ululará todo morador de la tierra (Jeremías 47, 2)

  • Porque subió contra ella una gente del norte, que va a convertir su territorio en desolación, y no habrá en él habitante. Tanto personas como bestias emigraron, se fueron. (Jeremías 50, 3)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina