Talált 205 Eredmények: resurrección de los muertos

  • Hermanos, no queremos que estéis en la ignorancia respecto de los muertos, para que no os entristezcáis como los demás, que no tienen esperanza. (I Tesalonicenses 4, 13)

  • Acuérdate de Jesucristo, resucitado de entre los muertos, descendiente de David, según mi Evangelio; (II Timoteo 2, 8)

  • se han desviado de la verdad al afirmar que la resurrección ya ha sucedido; y pervierten la fe de algunos. (II Timoteo 2, 18)

  • Te conjuro en presencia de Dios y de Cristo Jesús que ha de venir a juzgar a vivos y muertos, por su Manifestación y por su Reino: (II Timoteo 4, 1)

  • de la instrucción sobre los bautismos y de la imposición de las manos; de la resurrección de los muertos y del juicio eterno. (Hebreos 6, 2)

  • Pensaba que poderoso era Dios aun para resucitar de entre los muertos. Por eso lo recobró para que Isaac fuera también figura. (Hebreos 11, 19)

  • las mujeres recobraban resucitados a sus muertos. Unos fueron torturados, rehusando la liberación por conseguir una resurrección mejor; (Hebreos 11, 35)

  • apedreados, torturados, aserrados, muertos a espada; anduvieron errantes cubiertos de pieles de oveja y de cabras; faltos de todo; oprimidos y maltratados, (Hebreos 11, 37)

  • Y el Dios de la paz que suscitó de entre los muertos a nuestro Señor Jesús, el gran Pastor de la ovejas en virtud de la sangre de una Alianza eterna, (Hebreos 13, 20)

  • Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo quien, por su gran misericordia, mediante la Resurrección de Jesucristo de entre los muertos, nos ha reengendrado a una esperanza viva, (I Pedro 1, 3)

  • los que por medio de él creéis en Dios, que le ha resucitado de entre los muertos y le ha dado la gloria, de modo que vuestra fe y vuestra esperanza estén en Dios. (I Pedro 1, 21)

  • el mismo que, sobre el madero, llevó nuestros pecados en su cuerpo, a fin de que, muertos a nuestros pecados, viviéramos para la justicia; con cuyas heridas habéis sido curados. (I Pedro 2, 24)


“A caridade é o metro com o qual o Senhor nos julgará.” São Padre Pio de Pietrelcina