Talált 2505 Eredmények: palabra del Señor
diciendo: «Si en verdad he hallado gracia a tus ojos, oh Señor, dígnese mi Señor venir en medio de nosotros, aunque sea un pueblo de dura cerviz; perdona nuestra iniquidad y nuestro pecado, y recíbenos por herencia tuya.» (Exodo 34, 9)
Tres vecees al año se presentarán todos tus varones ante Yahveh, el Señor, el Dios de Israel. (Exodo 34, 23)
No os apartéis de la entrada de la Tienda del Encuentro, no sea que muráis, pues tenéis sobre vosotros la unción de Yahveh.» Ellos obedecieron a la palabra de Moisés. (Levítico 10, 7)
Pues no debe hacerse impuro, siendo señor entre los suyos; se profanaría. (Levítico 21, 4)
Pero Yahveh respondió a Moisés: «¿Es acaso corta la mano de Yahveh? Ahora vas a ver si vale mi palabra o no.» (Números 11, 23)
Josué, hijo de Nun, que estaba al servicio de Moisés desde su mocedad, respondió y dijo: «Mi señor Moisés, prohíbeselo.» (Números 11, 28)
Y dijo Aarón a Moisés: «Perdón, Señor mío, no cargues sobre nosotros el pecado que neciamente hemos cometido. (Números 12, 11)
Muestra, pues, ahora tu poder, mi Señor, como prometiste diciendo: (Números 14, 17)
por haber despreciado la palabra de Yahveh, quebrantado su mandato. Será exterminado tal individuo: su pecado pesa sobre él.» (Números 15, 31)
Entró Dios donde Balaam por la noche y le dijo: «¿No han venido esos hombres a llamarte? Levántate y vete con ellos. Pero has de cumplir la palabra que yo te diga.» (Números 22, 20)
Respondió Balaam a Balaq: «Mira que ahora ya he venido donde ti. A ver si puedo decir algo. La palabra que ponga Dios en mi boca es la que diré.» (Números 22, 38)
Dijo entonces Balaam a Balaq: «Quédate junto a tus holocaustos, mientras yo voy a ver si me sale al encuentro Yahveh. La palabra que me manifieste, te la communicaré.» Y se fue a un monte pelado. (Números 23, 3)