Talált 45 Eredmények: oveja perdida

  • para que os alcance favor, la víctima habrá de ser macho, sin defecto, buey, oveja o cabra. (Levítico 22, 19)

  • Si es buey u oveja desproporcionado o enano, podréis presentarlo como ofrenda voluntaria, pero no será aceptado en cumplimiento de voto. (Levítico 22, 23)

  • No inmoléis en el mismo día vaca u oveja juntamente con su cría. (Levítico 22, 28)

  • Pero al primogénito de vaca, o de oveja, o de cabra, no lo rescatarás: es sagrado. Derramarás su sangre sobre el altar y su grasa la harás arder como manjar abrasado de calmante aroma para Yahveh. (Números 18, 17)

  • Sacrificó Balaq una vaca y una oveja y le envió porciones a Balaam y a los jefes que le acompañaban. (Números 22, 40)

  • Todo primogénito que nazca en tu ganado mayor o menor, si es macho, lo consagraras a Yahveh tu Dios. No someterás al trabajo al primogénito de tu vaca ni esquilarás al primogénito de tu oveja. (Deuteronomio 15, 19)

  • Yahveh te herirá de delirio, ceguera y pérdida de sentidos, (Deuteronomio 28, 28)

  • Entonces Josué tomó a Akán, hijo de Zéraj, con la plata, el manto y el lingote de oro, a sus hijos, sus hijas, su toro, su asno y su oveja, su tienda y todo lo suyo y los hizo subir al valle de Akor. Todo Israel le acompañaba. (Josué 7, 24)

  • Respondió David a Saúl: «Cuando tu siervo estaba guardando el rebaño de su padre y venía el león o el oso y se llevaba una oveja del rebaño, (I Samuel 17, 34)

  • Se encendió la cólera de Saúl contra Jonatán y le dijo: «¡Hijo de una perdida! ¿Acaso no sé yo que prefieres al hijo de Jesé para vergüenza tuya y vergüenza de la desnudez de tu madre? (I Samuel 20, 30)

  • Pagará cuatro veces la oveja por haber hecho semejante cosa y por no haber tenido compasión.» (II Samuel 12, 6)

  • Pues yo y mi pueblo hemos sido vendidos, para ser exterminados, muertos y aniquilados. Si hubiéramos sido vendidos para esclavos y esclavas, aún hubiera callado; mas ahora, el enemigo no podrá compensar al rey por tal pérdida.» (Ester 7, 4)


“Diante de Deus ajoelhe-se sempre.” São Padre Pio de Pietrelcina