Talált 1031 Eredmények: nuevo corazón

  • El verdadero judío lo es en el interior, y la verdadera circuncisión, la del corazón, según el espíritu y no según la letra. Ese es quien recibe de Dios la gloria y no de los hombres. (Romanos 2, 29)

  • Pero gracias a Dios, vosotros, que erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquel modelo de doctrina al que fuisteis entregados, (Romanos 6, 17)

  • Mas, al presente, hemos quedado emancipados de la ley, muertos a aquello que nos tenía aprisionados, de modo que sirvamos con un espíritu nuevo y no con la letra vieja. (Romanos 7, 6)

  • siento una gran tristeza y un dolor incesante en el corazón. (Romanos 9, 2)

  • Hermanos, el anhelo de mi corazón y mi oración a Dios en favor de ellos es que se salven. (Romanos 10, 1)

  • Mas la justicia que viene de la fe dice así: No digas en tu corazón ¿quién subirá al cielo?, es decir: para hacer bajar a Cristo; (Romanos 10, 6)

  • Entonces, ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra: en tu boca y en tu corazón, es decir, la palabra de la fe que nosotros proclamamos. (Romanos 10, 8)

  • Porque, si confiesas con tu boca que Jesús es Señor y crees en tu corazón que Dios le resucitó de entre los muertos, serás salvo. (Romanos 10, 9)

  • Pues con el corazón se cree para conseguir la justicia, y con la boca se confiesa para conseguir la salvación. (Romanos 10, 10)

  • En cuanto a ellos, si no se obstinan en la incredulidad, serán injertados; que poderoso es Dios para injertarlos de nuevo. (Romanos 11, 23)

  • y de nuevo: Alabad, gentiles todos, al Señor y cántenle himnos todos los pueblos. (Romanos 15, 11)

  • Más bien, como dice la Escritura, anunciamos: lo que ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni al corazón del hombre llegó, lo que Dios preparó para los que le aman. (I Corintios 2, 9)


“Você deve ter sempre prudência e amor. A prudência tem olhos; o amor tem pernas. O amor, como tem pernas, gostaria de correr a Deus. Mas seu impulso de deslanchar na direção dEle é cego e, algumas vezes, pode tropeçar se não for guiado pela prudência, que tem olhos.” São Padre Pio de Pietrelcina