Talált 92 Eredmények: muralla

  • con tu ayuda las hordas acometo, con mi Dios escalo la muralla. (Salmos 18, 30)

  • ¿Hasta cuándo atacaréis a un solo hombre, le abatiréis, vosotros todos, como a una muralla que se vence, como a pared que se desploma? (Salmos 62, 4)

  • Saqueó la ciudad, la incendió y arrasó sus casas y la muralla que la rodeaba. (I Macabeos 1, 31)

  • Después reconstruyeron la Ciudad de David con una muralla grande y fuerte, con torres poderosas, y la hicieron su Ciudadela. (I Macabeos 1, 33)

  • y el rey entró en el monte Sión. Pero al ver la fortaleza de aquel lugar, violó el juramento que había hecho y ordenó destruir la muralla que lo rodeaba. (I Macabeos 6, 62)

  • Se reunieron, pues, para reconstruir la ciudad, pues había caído un trecho de la muralla que daba al torrente por la parte de levante; restauró también el barrio llamado Cafenatá. (I Macabeos 12, 37)

  • Los habitantes, rasgados los vestidos, subieron a la muralla con sus mujeres e hijos y pidieron a grandes gritos a Simón que les diese la mano. (I Macabeos 13, 45)

  • Al difundirse el falso rumor de que Antíoco había dejado esta vida, Jasón, con no menos de mil hombres, lanzó un ataque imprevisto contra la ciudad; al ser rechazados los que estaban en la muralla y capturada ya por fin la ciudad, Menelao se refugió en la Acrópolis. (II Macabeos 5, 5)

  • Dos mujeres fueron delatadas por haber circuncidado a sus hijos; las hicieron recorrer públicamente la ciudad con los niños colgados del pecho, y las precipitaron desde la muralla. (II Macabeos 6, 10)

  • después de atacarlos con ímpetu, se apoderaron de las posiciones e hicieron retroceder a todos los que combatían sobre la muralla; daban muerte a cuantos caían en sus manos. Mataron por lo menos 20.000. (II Macabeos 10, 17)

  • Amanecido el quinto día, veinte jóvenes de las tropas de Macabeo, encendidos en furor a causa de las blasfemias, se lanzaron valientemente contra la muralla y con fiera bravura herían a cuantos se ponían delante. (II Macabeos 10, 35)

  • Los hombres de Judas, después de invocar al gran Señor del mundo, que sin arietes ni máquinas de guerra había derruido a Jericó en tiempo de Josué, atacaron ferozmente la muralla. (II Macabeos 12, 15)


“Mesmo a menor transgressão às leis de Deus será levada em conta.” São Padre Pio de Pietrelcina