Talált 84 Eredmények: llevar las cargas

  • El te ha puesto delante fuego y agua, a donde quieras puedes llevar tu mano. (Eclesiástico 15, 16)

  • Arena, sal, o una bola de hierro son más fáciles de llevar que el hombre tonto. (Eclesiástico 22, 15)

  • No te dejes llevar por belleza de mujer, por mujer no te apasiones. (Eclesiástico 25, 21)

  • Vuestros novilunios y solemnidades aborrece mi alma: me han resultado un gravamen que me cuesta llevar. (Isaías 1, 14)

  • Asirán siete mujeres a un hombre en aquel día diciendo: «Nuestro pan comeremos, y con nuestras túnicas nos vestiremos. Tan sólo déjanos llevar tu nombre: quita nuestro oprobio.» (Isaías 4, 1)

  • También esto de Yahveh Sebaot ha salido: trazar un plan maravilloso, llevar a un gran acierto. (Isaías 28, 29)

  • Así dice Yahveh: «Guardaos, por vida vuestra, de llevar carga en día de sábado y meterla por las puertas de Jerusalén. (Jeremías 17, 21)

  • Pero si no me oyereis en cuanto a santificar el sábado y no llevar carga ni meterla por las puertas de Jerusalén en sábado, entonces prenderé fuego a sus puertas, que consumirá los palacios de Jerusalén, y no se apagará. (Jeremías 17, 27)

  • Así pues, oíd la decisión que Yahveh ha tomado sobre Edom y sus planes sobre los moradores de Temán. Juro que les han de llevar a rastras las crías de los rebaños, que asolarán sobre ellos sus pastizales. (Jeremías 49, 20)

  • Así pues, oíd la decisión que Yahveh ha tomado sobre Babilonia y sus planes sobre el país de los caldeos. Juro que les han de llevar a rastras las crías de los rebaños, que asolarán sobre ellos sus pastizales. (Jeremías 50, 45)

  • Y a Baruc, el día diez del mes de Siván, había tomado los objetos sagrados de la Casa del Señor que habían sido llevados del Templo, con ánimo de volverlos a llevar a la tierra de Judá; objetos de plata mandados hacer por Sedecías, hijo de Josías, rey de Judá, (Baruc 1, 8)

  • Y Daniel se levantó y se puso a comer, mientras el ángel de Dios volvía a llevar al instante a Habacuc a su lugar. (Daniel 14, 39)


“Reze, reze! Quem muito reza se salva e salva os outros. E qual oração pode ser mais bela e mais aceita a Nossa Senhora do que o Rosario?” São Padre Pio de Pietrelcina