Talált 32 Eredmények: filisteo

  • Añadió David: «Yahveh que me ha librado de las garras del león y del oso, me librará de la mano de ese filisteo.» Dijo Saúl a David: «Vete, y que Yahveh sea contigo.» (I Samuel 17, 37)

  • Tomó su cayado en la mano, escogió en el torrente cinco cantos lisos y los puso en su zurrón de pastor, en su morral , y con su honda en la mano se acercó al filisteo. (I Samuel 17, 40)

  • El filisteo fue avanzando y acercándose a David, precedido de su escudero. (I Samuel 17, 41)

  • Volvió los ojos el filisteo, y viendo a David, lo despreció, porque era un muchacho rubio y apuesto. (I Samuel 17, 42)

  • Dijo el filisteo a David: «¿Acaso soy un perro, pues vienes contra mí con palos?» Y maldijo a David el filisteo por sus dioses, (I Samuel 17, 43)

  • y dijo el filisteo a David: «Ven hacia mí y daré tu carne a las aves del cielo y a las fieras del campo.» (I Samuel 17, 44)

  • Dijo David al filisteo: «Tú vienes contra mí con espada, lanza y jabalina, pero yo voy contra ti en nombre de Yahveh Sebaot, Dios de los ejércitos de Israel, a los que has desafiado. (I Samuel 17, 45)

  • Hoy mismo te entrega Yahveh en mis manos, te mataré y te cortaré la cabeza y entragaré hoy mismo tu cadáver y los cadáveres del ejército filisteo a las aves del cielo y a las fieras de la tierra, y sabrá toda la tierra que hay Dios para Israel. (I Samuel 17, 46)

  • Se levantó el filisteo y fue acercándose al encuentro de David; se apresuró David, salió de las filas y corrió al encuentro del filisteo. (I Samuel 17, 48)

  • Metió su mano David en su zurrón, sacó de él una piedra, la lanzó con la honda e hirió al filisteo en la frente; la piedra se clavó en su frente y cayó de bruces en tierra. (I Samuel 17, 49)

  • Y venció David al filisteo con la honda y la piedra; hirió al filisteo y le mató sin tener espada en su mano. (I Samuel 17, 50)

  • Tomó David la cabeza del filisteo, y la llevó a Jerusalén; pero sus armas las colocó en su tienda. (I Samuel 17, 54)


“Deus é servido apenas quando é servido de acordo com a Sua vontade.” São Padre Pio de Pietrelcina