Talált 321 Eredmények: desierto florecer

  • Como juzgué a vuestros padres en el desierto de Egipto, así os juzgaré a vosotros, oráculo del Señor Yahveh. (Ezequiel 20, 36)

  • Se oía allí el ruido de una turba indolente, por la multitud de hombres, de bebedores traídos del desierto; ponían ellos brazaletes en las manos de ellas y una corona preciosa en su cabeza. (Ezequiel 23, 42)

  • por eso, así dice el Señor Yahveh: Yo extenderé mi mano contra Edom y extirparé de ella hombres y bestias. La convertiré en desierto; desde Temán a Dedán caerán a espada. (Ezequiel 25, 13)

  • Te arrojaré al desierto, a ti y a todos los peces de tus Nilos. En la haz del campo caerás, no serás recogido ni enterrado. A las bestias de la tierra y a las aves del cielo te entregaré como pasto, (Ezequiel 29, 5)

  • Concluiré con ellos una alianza de paz, haré desaparecer de esta tierra las bestias feroces. Habitarán en seguridad en el desierto y dormirán en los bosques. (Ezequiel 34, 25)

  • Al cabo de muchos días, recibirás órdenes. Después de muchos años, vendrás hacia la tierra cuyos habitantes escaparon a la espada y fueron congregados de entre una multitud de pueblos en los montes de Israel, que habían sido un desierto permanente. Desde que fueron separados de los otros pueblos, habitan todos en seguridad. (Ezequiel 38, 8)

  • no sea que yo la desnude toda entera, y la deje como el día en que nació, la ponga hecha un desierto, la reduzca a tierra árida, y la haga morir de sed! (Oseas 2, 5)

  • Por eso yo voy a seducirla; la llevaré al desierto y hablaré a su corazón. (Oseas 2, 16)

  • Como uvas en desierto encontré yo a Israel, como breva de higuera en sus primicias vi a vuestros padres. Pero al llegar ellos a Baal Peor se consagraron a la Infamia, y se hicieron abominables como el objeto de su amor. (Oseas 9, 10)

  • Yo te conocí en el desierto, en la tierra ardorosa. (Oseas 13, 5)

  • Aunque Efraím dé fruto entre sus hermanos, el solano llegará, el viento de Yahveh subirá del desierto, para que se seque su manantial, y se agote su fuente; él arrebatará el tesoro de todos los objetos preciosos. (Oseas 13, 15)

  • A ti clamo, Yahveh, porque el fuego ha devorado los pastizales del desierto, la llama ha abrasado todos los árboles del campo. (Joel 1, 19)


“O Anjo de Deus não nos abandona jamais.” São Padre Pio de Pietrelcina